Reflexiones de la Ciudad de México.
Como muchos de ustedes sabrán hace una semana estuve en el DF de vacaciones aprovechando para encontrarme con mucha gente, lugares, sabores, etc.; a pesar de haber sido una visita excesivamente corta me di cuenta de muchas cosas, probablemente cosas que no había visto antes, pues esta era la primera vez que viajaba sol a dicha urbe.
La grandeza que tiene el aeropuerto Benito Juárez y las horas que estuve ahí por diversos motivos me permitieron comprobar que este tipo de lugares son capaces de despertar varias emociones tanto positivas como negativas en el ser humano, tan positivas como rencontrarte con un familiar, amigoo el amor de tu vida que viene llegando por una de las tantas puertas; el valorar a esa misma persona que se va; y tan negativas como la frustración de perder un vuelo; y a sabiendas de que perderás varias cosas, ya sea un viaje sencillo de placer o de negocios; maneja también un ambiente de desesperación; la espera agónica por abordar el vuelo, los retrasos, los cambios; son los elementos ideales para crear la histeria entre los ocupantes. Fuera de su función principal la segunda y sin que nadie la haya planeado es la de crear diversos sentimientos y sacar lo mejor o lo peor del ser humano.
Mucha gente del trato que le dan a uno los llamados "chilangos" a nosotros los de provincia; que se nos menosprecia, ningunea e incluso discrimina, el turista nacional tiene que soportar los caprichos y las actitudes de los cappitalinos con tal de ¿Disfrutar unas vacaciones? Lo siento, aquí discrepo de todas sus opioniones, ciertamente hay actitudes en la gente que los ha hecho ser como son, diferentes vamos; la cuestión aquí es como tu los tratas te tratan, no esperes nada de nadie; simplemente sonríe y da las gracias por más que la persona traiga una cara de "me quiero morir y odio mi vida", creanme que eso hace la diferencia.
A pesar de un cierto rechazo hacia la gente de provincia, existe una pequeña preferencia por el norteño (especificamente de Sonora); nuestras diferencias despiertan la curiosidad del chilango: el acento, la complexión, expresiones, nuestra manera de ver las cosas e incluso el aspecto físico; como si de algún extranjero se tratara, para ellos no es común encontrar algo de Sonora entre sus territorios, incluso despierta más curiosidad que un extranjero.
Es una ciudad que ha mejorado muchisimo en cuanto a infraestructura se trata; sobretodo en las partes turísticas; te quedas sorprendido no solo de los maravillosa que puede ser una obra arquitectónica sino también de como la gente se ha encargado de conservarla, y no solo eso, se ha vuelto más limpia en estos lugares; a la gente que de verdad ama su ciudad de ha encargado de conservarla, de cuidar a sus vecinos y de reclamar a la autoridad cuando esta les hace falta, situación que no siempre pasa en provincia donde algunos llegan incluso a ser muy agachados; pero eso ya depende del estado y de la ciudad.
La gente es respetuosa dentro de lo que cabe, tiene todo a su alcance, es gente divertida, quizás algo conflictiva por el ambiente en el que se vive, vive aprisa, estresada, ciertamente por tantas cosas que vive la ciudad; de ahí que muchos huyen a lugares como Acapulco o Cuernavaca o ya si tienen dinero a Cancún; o ya si están muy mal simplemente aprovechar lo que la ciudad les ofrece.
La inseguridad sigue siendo tema en la ciudad, pues a pesar de que los indices han bajado se ve reflejado que la gente no se confia de nadie, y no es para menos, la integridad de uno está en riesgo y en una ciudad tan traumatizada por la delincuencia no es para menos, salir a la calle es un deporte extremo y sin embargo la gente no tiene miedo a salir; ni siquiera con pertenencias como cámaras, smartphones, lap tops o accesorios; claro dependiendo del lugar donde se encuentren, como cualquier ciudad del país; siempre he dicho que no es lo mismo estar en una zona como Polanco a estar en Tepito; hay que saber donde arriesgas.
Como cualqueir parte del país existe tanto gente bien como gente naca, sin embargo, es parte del folklor mexicano encontrarnos con cada tipo de personas deambulando por las calles de esta enorme ciudad, una donde puedes encontrar de todo, incluyendo, buenos amigos.
La grandeza que tiene el aeropuerto Benito Juárez y las horas que estuve ahí por diversos motivos me permitieron comprobar que este tipo de lugares son capaces de despertar varias emociones tanto positivas como negativas en el ser humano, tan positivas como rencontrarte con un familiar, amigoo el amor de tu vida que viene llegando por una de las tantas puertas; el valorar a esa misma persona que se va; y tan negativas como la frustración de perder un vuelo; y a sabiendas de que perderás varias cosas, ya sea un viaje sencillo de placer o de negocios; maneja también un ambiente de desesperación; la espera agónica por abordar el vuelo, los retrasos, los cambios; son los elementos ideales para crear la histeria entre los ocupantes. Fuera de su función principal la segunda y sin que nadie la haya planeado es la de crear diversos sentimientos y sacar lo mejor o lo peor del ser humano.
Mucha gente del trato que le dan a uno los llamados "chilangos" a nosotros los de provincia; que se nos menosprecia, ningunea e incluso discrimina, el turista nacional tiene que soportar los caprichos y las actitudes de los cappitalinos con tal de ¿Disfrutar unas vacaciones? Lo siento, aquí discrepo de todas sus opioniones, ciertamente hay actitudes en la gente que los ha hecho ser como son, diferentes vamos; la cuestión aquí es como tu los tratas te tratan, no esperes nada de nadie; simplemente sonríe y da las gracias por más que la persona traiga una cara de "me quiero morir y odio mi vida", creanme que eso hace la diferencia.
A pesar de un cierto rechazo hacia la gente de provincia, existe una pequeña preferencia por el norteño (especificamente de Sonora); nuestras diferencias despiertan la curiosidad del chilango: el acento, la complexión, expresiones, nuestra manera de ver las cosas e incluso el aspecto físico; como si de algún extranjero se tratara, para ellos no es común encontrar algo de Sonora entre sus territorios, incluso despierta más curiosidad que un extranjero.
Es una ciudad que ha mejorado muchisimo en cuanto a infraestructura se trata; sobretodo en las partes turísticas; te quedas sorprendido no solo de los maravillosa que puede ser una obra arquitectónica sino también de como la gente se ha encargado de conservarla, y no solo eso, se ha vuelto más limpia en estos lugares; a la gente que de verdad ama su ciudad de ha encargado de conservarla, de cuidar a sus vecinos y de reclamar a la autoridad cuando esta les hace falta, situación que no siempre pasa en provincia donde algunos llegan incluso a ser muy agachados; pero eso ya depende del estado y de la ciudad.
La gente es respetuosa dentro de lo que cabe, tiene todo a su alcance, es gente divertida, quizás algo conflictiva por el ambiente en el que se vive, vive aprisa, estresada, ciertamente por tantas cosas que vive la ciudad; de ahí que muchos huyen a lugares como Acapulco o Cuernavaca o ya si tienen dinero a Cancún; o ya si están muy mal simplemente aprovechar lo que la ciudad les ofrece.
La inseguridad sigue siendo tema en la ciudad, pues a pesar de que los indices han bajado se ve reflejado que la gente no se confia de nadie, y no es para menos, la integridad de uno está en riesgo y en una ciudad tan traumatizada por la delincuencia no es para menos, salir a la calle es un deporte extremo y sin embargo la gente no tiene miedo a salir; ni siquiera con pertenencias como cámaras, smartphones, lap tops o accesorios; claro dependiendo del lugar donde se encuentren, como cualquier ciudad del país; siempre he dicho que no es lo mismo estar en una zona como Polanco a estar en Tepito; hay que saber donde arriesgas.
Como cualqueir parte del país existe tanto gente bien como gente naca, sin embargo, es parte del folklor mexicano encontrarnos con cada tipo de personas deambulando por las calles de esta enorme ciudad, una donde puedes encontrar de todo, incluyendo, buenos amigos.
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