La delgada línea entre ser Porra y Barra Brava.


El fútbol es un negocio millonario, es el deporte que más ingresos financieros genera a nivel mundial y el que más niveles de rating aporta a diversas televisoras; los clubes están en los tops de las entidades deportivas más caras y los jugadores de los principales equipos cada vez se cotizan en millones de euros o dólares; esto en parte al fanatismo que genera alrededor del mundo, cada vez hay más adeptos a este deporte, la población cada vez consume más fútbol y la mercadotecnia aprovecha esta situación para continuar con la venta de boletos, productos y servicios; la pasión para muchos equipos se ha vuelto negocio, no solo en base a resultados sino a como tratan y permiten que sus hinchas hagan (o deshagan) lo que ellos gusten dentro de las instalaciones (o incluso fuera de ellas) con tal de que estos sigan asistiendo a sus partidos, al mismo tiempo el grupo fanático aprovecha la situación para crear maneras de apoyo al equipo de sus amores, en ocasiones este fanatismo sobrepasa los límites y es que hay cuestiones de por medio, la ciudad de origen, el barrio, el pueblo, el origen, el orgullo, etc.; todo esto lo juntamos y se crea una especie de olla de presión que en un descuido puede estallar; y es lo que denota en violencia, crímenes y hasta mafias; Latinoamérica no está excento de este fenómeno sobrepasado, pues cada país ha tenido su episodio de agresiones al fútbol, sin embargo solo me enfocaré en mi país (México) comparándolo con el extremo del fanatismo de este deporte que es Argentina respondiendo a cuestiones sobre si nuestro fútbol ha llegado a igualarse con lo que pasa en las Barras Bravas del Cono Sur y que repercusiones sociales, históricas, folclóricas, culturales y económicas tienen ambas partes.

Sociedades de Sangre.
Es bien sabido que tanto México, como Argentina y demás países de América Latina desde el inicio de sus movimientos de Independencia de Europa y quizás dentro de la Conquista de su territorio han estado marcadas por la sangre derramada y las guerras, ya fuera por alguna disputa territorial, una situación civil, ideales sobre leyes y derechos, deudas económicas, etc.; la violencia ha estado presente desde hace más de 200 años, la llegada del fútbol por parte de inmigrantes ingleses a finales del siglo XIX e inicios del XX significó un medio distractor para las sociedades latinas, coincidiendo con etapas difíciles para todos ellos, en el caso de México la Revolución Mexicana, la Guerra Cristera, la dictadura del PRI, las matanzas a estudiantes y civiles inocentes, las crisis económicas y las Guerrillas en comunidades indígenas; todas estas llenas de represión, asesinatos y conspiraciones, del otro lado tenemos que Argentina tuvo una Dictadura Militar de muchos años aunado a la ruptura de su democracia, la Guerra de las Malvinas, la Revolución Argentina de los 70's, el conflicto de Beagle, en las cuales hubo desaparecidos, asesinados, presos políticos, represión y otros atentados contra los derechos humanos; era obvio que el único medio donde se podía desquitar esa frutración, era en los partidos de fútbol, donde un fanático puede insultar, cantar canciones prohibidas, reunirse en masa e incluso lastimar a quienes no sean partidarios de su causa; cosas que en un mitin político no se podía hacer; aunque esto también haya sido detonante de algunos conflictos como la Guerra del Fútbol entre Honduras y El Salvador en 1970. El radicalismo de ambas partes políticas o sociales, tanto de izquierda como de derecha sumado al fanatismo hacia el fútbol que ya empezaba a ser toda una tradición es como nacen las primeras Barras Bravas en Argentina y por supuesto creciendo los índices de violencia, al ser un formato de origen latinoamericano fue copiado inmediatamente por todos los países del continente, llegando a México en la década de los 90's, aunque ya se habían registrado grupos de apoyo que no eran radicales, sino familiares o una simple sociedad de amigos en conjuntos, las famosas Porras.


La tradición y la pasión pesan más que la razón.
Comparado con México, Argentina domina en varios aspectos el fútbol a nivel de clubes, no tanto en lo deportivo, sino en la diversificación de estos, en territorio mexicano acostumbramos que los equipos más populares (América, Guadalajara, Cruz Azul y Pumas) tengan fanáticos en todas partes del país y que esto garantice lleno en estadios visitantes, en Argentina los más populares (Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo e Independiente) aunque también tienen su fanaticada alrededor de la nación, hay una razón más poderosa por la que no es tanta la diversidad y es el barrio, la institución o la ciudad, para muestra un ejemplo, la Provincia de Buenos Aires que es donde se ubica la capital y algunos sitios conurbados conformaron en 19 equipos  de 30 en el Campeonato 2015, más de la mitad, lejos pero con una cantidad notable estaban los cinco de la Provincia de Santa Fe, dos de La Plata y uno por parte de Córdoba, Misiones, Mendoza y San Juan, y todavía hay que contar los de la Primera B, que son ocho equipos bonaerenses de 22 participantes; mientras en la capital mexicana se limita a tres equipos (América, Pumas y Cruz Azul); es decir existe una tradición más localista en Argentina que en México, incluso hay que poner este concepto, si tuviéramos la misma capacidad futbolística de los argentinos cada colonia, barrio o delegación del Distrito Federal tendría su equipo de fútbol con estadios que superan al menos los 5,000 espectadores, todos y cada uno con sus respectivas barras o porras con un sentido tan propio y suyo, no es solamente defender una camiseta sino también al barrio, ya entramos aquí en un contexto más social, aunque eso sí existe en nuestro país, sobretodo con los equipos de la provincia mexicana, el caso por ejemplo de Tigres y Monterrey en Nuevo León, Atlas, Guadalajara, U. de G. y Tecos de la U.A.G. en Jalisco y León, Irapuato, Unión de Curtidores y Celaya en Guanajuato, donde sí existe el sentido de pertenencia localista; pero aún así algunos de estos equipos son opacados por los grandes, situación que se revierte con los argentos, donde un equipo de la B siendo local en un partido de la Copa Argentina puede superar en fanáticos a uno de Primera, mientras que aquí acostumbramos ver igual o más gente del visitante. Pero hay que tomar en cuenta que en México todavía los visitantes (excepto casos especiales) pueden acudir con los rivales, cosa que en Argentina no se garantiza, hablando en cuestiones de seguridad en este tipo de eventos.

¿Quién garantiza la seguridad?
Es cierto que México en cuestiones de seguridad ha quedado demasiado a deber, pero el problema de la seguridad mexicana no se enfoca a los eventos deportivos, sino a situaciones políticas, crimen organizado y corrupción entre las instituciones de gobierno; estas son las que derivan en los problemas sociales del país, la pobreza, la falta de educación, pésima infraestructura y escasos apoyos y programas de ayuda a gente que vive en situación de pobreza son los que derivan en que la gente robe, mate, viole, venda y/o distribuya droga, use influencias con funcionarios, falsifique documentos, entre muchos crímenes más; aunque el fútbol mexicano no ha estado exento de escándalos criminales no se compara a la situación argentina, donde las Barras Bravas han tomado incluso decisiones en sus respectivos clubes, y no solamente de asistir o no asistir a los juegos, sino de quién garantiza la seguridad de la Barra y de los mismos socios, de sobornar a la policía de a quién proteger, encarcelar o usar la fuerza, de quienes entran y se van en el club desde jugadores hasta presidentes y hasta de quienes serán los servidores políticos de la zona en cuestión; es decir, es toda una operación social que en México es totalmente limitada, más no reprimida, mientras los grupos radicales de apoyo en nuestro país no rebasen los indices de violencia son libres de expresarse en las formas en que ellos saben, pero cuando estos no cumplen con los estándares de comportamiento es cuando vienen los problemas y las consecuencias para los clubes y aficionados ajenos a las barras, suspensión de estadios, encarcelamiento y procesos judiciales (y estos al pertenecer a una comunidad popular son los que peor parte se llevan de las autoridades), multas millonarias y en casos recientes evitar su entrada al estadio; la seguridad en los estadios en México es un tema bastante serio que denuncian los medios, jugadores, directivas y hasta las mismas Barras o Porras, aunque esto no los hace exentos de individuos que actuán a su modo de manera perjudicial al fútbol; en Argentina aunque ha habido diversas declaraciones, promesas y responsabilidades sobre la violencia que generan las Barras, desde hace 20 años venimos escuchando lo mismo, que ahora sí se tomarán medidas, que la culpa de la policía, o del club o de las barras (nadie se hace responsable para terminar pronto), que se les reducirán puntos, que no irán a las copas internacionales, multas millonarias que son después compensadas en sobornos; es decir, no existe un orden entre los equipos y las autoridades; mientras que en México la seguridad depende más de un tema económico que de integridad humana.

El dinero, el cochino dinero.
Para diferenciar el aspecto de la economía hay que resaltar que si algo sobra en Argentina es talento pero hace falta el dinero, en México sobra el dinero pero falta el talento; los intereses económicos de los clubes de la Liga MX difieren del Campeonato Argentino, es bien sabido que la base de cualquier club es el número de aficionados, los resultados deportivos positivos y la buena administración de su directiva (a su modo por supuesto); conseguidos estos dos aspectos es cuando llegan los patrocinadores, derechos de transmisión y la publicidad; basta con ver la playera de los equipos grandes de cualquier parte del mundo, a mayor competitividad del club mayores son los ingresos que significa la playera, reconocimiento de la marca patrocinadora y venta de productos relacionados, negociazo. La forma de operar de los clubes de la Liga MX (Y algunos del Ascenso) basa su economía en los patrocinios y derechos de transmisión, estos obviamente generados por los ingresos de sus aficionados, aunque la situación de las Barras no estresa a algunos clubes pues estos todavía pueden diversificarse a muchos mercados, infantil, juvenil, adulto y hasta los ancianos; saber que cumple con varias edades, le da la oportunidad de manejar publicidad de tipo "familiar"; eso sí garantizando la seguridad de quienes acuden al estadio; el fútbol mexicano que ciertamente ha pasado episodios amargos de violencia todavía sigue siendo familiar, caso contrario pasa en Argentina, donde las Barras han tomado el control de los estadios,

La influencias.
Nuevamente regresamos al tema económico, como es bien sabido México maneja en sus clubes un sistema de franquicias bastante similar al de Estados Unidos en sus deportes más populares, es decir, la Liga MX y el Ascenso MX ya tienen bien estructurados cuantos equipos participarán, si uno o varios inversionistas deciden tener una franquicia la adquieren y hacen de ella lo que quieran, cambiar la identidad, vender o intercambiar jugadores o mudarlo a otra ciudad ¿Y la afición? En estos casos es lo que menos importa, franquicias han ido y venido en este país y muchos hinchas se han quedado sin equipo por razones incluso desconocidas, casos como los Atletas Campesinos, Indios de Cd. Juárez, Tampico, Ángeles de Puebla, Laguna, Jalisco, Atlético Potosino, Atlético Español, Oaxtepec, Cobras, San Luis, Colibríes, etc.; otros han reaparecido en en divisiones de ascenso, caso de Tecos, Irapuato, La Piedad, Toros Neza, Coyotes Neza, Celaya, Orizaba, Tampico-Madero, entre otros; y unos pocos mudándose a otra ciudad, ejemplos el del Atlante que se ha ido a Cd. Neza, Querétaro y ahora está en Cancún o el Necaxa pasó de estar en la Ciudad de México a Aguascalientes; estos clubes dejan a su afición de lado, importándoles muy poco o nada, con excepción de los más grandes o populares, cosa que en Argentina sería un inmenso pecado; y eso hay que alabarle a los sudamericanos, sería imperdonable que Independiente jugara en Rosario, que vendan a Newell's Old Boys y le cambien hasta el apodo de "Leprosos" o que por vagatelas de la corrupción e intereses desaparezca Colón; aunque el sistema de franquicias ha beneficiado a algunos y perjudicado a otros lo cierto es que todo es manejado por una cosa: influencias. En México un inversionista o dueño tiene que estar rodeado de varias influencias poderosas, tanto privadas como políticas, de lo contrario su equipo corre riesgo de desaparecer, ser desafiliado, no contrar con patrocinios o derechos de transmisión y por supuesto de no contar con el apoyo de la Liga; papelito habla pero el aficionado común no, mucho menos la Barra o la Porra, de haber sido así San Luis no se habría mudado a Chiapas y este a su vez no se habría vendido a Querétaro; los intereses de los dueños son manejados por favores a patrocinadores, televisoras y al gobierno del estado o municipal; mientras en Argentina la influencia de los hinchas o las Barras es más poderoso, conocen a la policía, a los políticos, otras barras y hasta presidentes de otros clubes, el líder de la Barra en algunos clubes puede ser hasta más poderoso que el Presidente del equipo en cuestión, pues este solo se encarga del papeleo formal tanto con la entidad como con la AFA, el Barra es el que decide quien va y quien no (Y no, no me refiero exclusivamente a aficionados); es el que decide la seguridad y las condiciones de la misma, el que quita y pone jugadores y técnicos, quien habla con los políticos y/o burocratas (O les paga o le pagan con algún "favorito"), el que paga y a la vez el que no paga y por supuesto el que maneja algo más que a un equipo, maneja a una masa de personas manifestándose.

Las masas.
El fútbol como es bien sabido es el deporte más popular de Latinoamérica y es capaz de reunir a mucha gente durante dos, tres y hasta cinco horas en un estadio con capacidad diversa ¿Cómo reunes a toda esa gente? México durante un tiempo sufrió una crisis de asistencia deportiva a finales de la década pasada lo que derivó en la creación de la Liga MX y la Copa MX, atractivo comercial que atrajo ganancias y asistencia, aunque el nivel deportivo sigue siendo prácticamente el mismo, pero en Argentina las masas no han necesitado publicidad, basta con anunciar la fecha, horario y rival y dejar que el hincha hable, pero sobretodo las Barras, aquellos que suponen ser los más fieles. Si algo tienen los grupos de animación en el fútbol son líderes, aquellos que para bien o para mal son los que asisten y traen a la gente cada juego sin importar la posición de la tabla o la división en la que se encuentren, por supuesto si el equipo se encuentra en las mejores condiciones y gana títulos la Barra asistirá sola sin condiciones pero cuando la situación es adversa solo queda el ambiente, el cual se tiene que formar a partir de varias condiciones que ya se han mencionado; en México a veces se conforman con darle boletos o abonados a menor costo o gratis, además del ingreso de pirotecnia (en algunos casos), banderas, instrumentos musicales y otros artículos de animación, pero a cambio de un comportamiento ejemplar y no provocar al rival o a la autoridad; Argentina es la Ruleta Rusa de las condiciones de las Barras, las condiciones van desde una especie de sueldo para las Barras que en realidad viene siendo algo como una especie de soborno si tomamos en cuenta que estos grupos pagan a los policías, gastan el dinero en drogas, alcohol y hasta armas, su afiliación o entrar a la sociedad del club, labores de espionaje entre barras y barrios rivales, "favores" a la clase política/burocráta o a la misma AFA, trámites de miembros o futuros prospectos del grupo, reglamentos dentro de su propia sociedad que se tienen que cumplir incluso con sangre (como cualquier clan o barrio conflictivo), viáticos que incluyen comidas y transporte (incluso de los jugadores y directivos) y por supuesto el costo de los materiales de animación que de igual manera se usan en nuesro país; es decir no es solo lo que se hace durante supuestas dos horas de juego, sino incluso la planeación de toda una temporada del Campeonato, Copa Argentina, Copa Sudamericana, Copa Libertadores, Mundial de Clubes y hasta torneos amistosos; son capaces de hacer logística, convocatoria, liderazgo, juntas, espectáculos, pero todo en la mayoría de los casos bajo la cara de la delincuencia.

Cuando se sobrepasa la pasión.
Son miles la veces que se ha dicho en canchas argentinas que la violencia de las Barras se eliminará y que habrá sanciones para clubes e hinchas ¿Se ha cumplido? En más del 90% de los casos no ¿Sigue habiendo impunidad y corrupción? Por supuesto ¿La violencia en los estadios es el pan de cada día de los estadios sudamericanos? Claro. Pero el eterno vaivén de las promesas y la corrupción no es exclusivo de los argentos, este también es el mal del fútbol mexicano, las decisiones de los líderes deportivos, sociales y políticos también han detonado la violencia de la cual ha persistido tanto dentro como fuera de los estadios; el fútbol al convertirse en un fenómeno social que se ha tomado muy en serio y es orgullo para ciudades, barrios, estados o provincia e incluso clases sociales, es decir se juegan muchas cosas a la hora de enfrentarse cada uno de los rivales, sea AFA o FEMEXFUT; en ocasiones resulta todo un espectáculo, en el buen sentido de la pasión podemos apreciar cantos, festejos y una genuina rivalidad; pero cuando la corrupción mete sus sucias manos sobre este deporte es cuando se desata la tragedia donde hemos visto de todo, delincuentes que dicen apoyar a un equipo cuando no tienen argumentos sobre fútbol y no me refiero solamente a las Barras Bravas sino también a los de Pantalón Largo, quienes descuidan la seguridad y la infraestructura de los estadios e instalaciones y es cuando vemos la cara negra del deporte pero sobretodo la de nuestros países.

Agente Social.
En repetidas ocasiones los líderes o miembros de las Barras consideran a sus grupos como parte de la expresión de un pueblo enojado con los líderes empresariales y políticos que buscan un desquite en una distracción tan mediática como el fútbol, y lo peor del caso es que tienen razón, la expresión de los cánticos y de otras expresiones ha evolucionado con el paso de los años a tal grado que se han convertido en símbolos, himnos y hasta íconos de la cultura popular de incluso un país; la violencia es incluso parte de este fólclor meramente futbolero, de ahí surgen los estereotipos y los insultos por parte de los rivales, temas relacionados por ejemplo con la pobreza urbana, inseguridad, narcotráfico, tráfico de influencias, corrupción política, represión de la autoridad a ciertos grupos vulnerables, racismo y discriminación, escolaridad baja, diferencia de clases sociales y hasta la contaminación del medio ambiente son el pan de cada día para los grupos de aficionados de los cuales su único pecado fue incluso el de nacer en el sitio formativo del club; en tanto que los de provincia son gente que se identifica con la causa no solo del club sino de la Barra o la Porra; por supuesto influye también la causa mercadológica y el nivel deportivo mostrado en los últimos años; sin embargo la causa social sigue predominando; el fútbol lejos de convertirse en un medio que "idiotiza" a las masas se convierte en una forma de unión (aunque a veces malintencionada) para los grupos sociales que abundan no solo en México y en Argentina, sino en toda Latinoamérica y hasta en otras partes del mundo.

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