Damage Done.
Lo digo como fanático y como seguidor de las Grandes Ligas, el equipo de los Boston Red Sox tiene una mística prácticamente distinta a la que tienen las otras franquicias de la MLB, mientras otros equipos han visto mudanzas, cambios de nombre e identidad y momentos donde sus nombres se volvieron modas pasajeras, los Red Sox parecen ser el mismo equipo con sus respectivos cambios y cada generación muestra similitudes una con otra, no me refiero a situaciones estratégicas pues obviamente se tratan de tiempos diferentes, sino a un espíritu de como conseguir los juegos que probablemente le faltó durante aquellos años en que perduraba la famosa "Maldición del Bambino".
Si bien los Red Sox consiguieron un total de 108 victorias (8 menos que el récord de los Seattle Mariners del 2001 y los Chicago Cubs de 1906) eso no significaba que la Serie Mundial estaba asegurada para el equipo de Boston, y no por el hecho de que los playoffs sea una etapa distinta en el torneo, sino que para los conocedores del equipo son etapas donde lo espectacular se convierte en un constante drama donde muchos equipos prometedores han caído ante la inercia ganadora y con pocas derrotas; es decir, convirtiéndose en víctimas de su propia fortuna, de aquí que probablemente haya radicado la famosa maldición, es por eso que se necesitaba la mano de alguien que conociera el juego de Boston, aquí entra Alex Cora.
El puertorriqueño quien se convirtiera en manager de los Red Sox en 2018 luego de su paso como coach con los Astros ha implementado estrategias con tal de no verse afectados por los resultados de los playoffs y lo hecho en la temporada regular, una de ellas es aprovechar las desventajas y debilidades de sus rivales, por supuesto eso hacen muchos estrategas, pero Cora lo complementa con el talento y la mentalidad de su vestidor que conoce perfectamente que una entrada puede cambiar, el menciona incluso "Son grandiosos. Amo mi equipo. Ellos son muy talentosos. Ellos entienden que se necesitan nueve entradas o 18 entradas y 7 horas con 20 minutos para terminar los juegos. Pero ellos aman jugar el béisbol. Han venido haciéndolo desde el entrenamiento primaveral. Han sido muy consistentes todo el camino. Y ahora estamos en esta posición"; la importancia de tener un vestidor equilibrado en la relación manager, coachs y jugadores es también primordial, la juventud de Cora en el puesto y su experiencia como jugador de los Red Sox (siendo parte del plantel campeón del 2007) lo hacen uno de los cuadros no solo mejor estrategicos, sino más vistosos y con más sentido de trabajo en equipo.
La motivación de enfrentar al rival más odiado (Los Yankees) ha sido también factor motivacional para el grupo, un equipo de Nueva York que en toda la temporada obtuvo ante los de Boston 7 victorias y 10 derrotas en temporada regular y donde sus aficionados ansiaban la revancha del 2004 cuando perdieron la final de la Liga Americana; es aquí donde se vio el potencial de los Red Sox en su camino a la Serie Mundial, pero también se vieron multiples defectos y situacioens a mejorar, una de ellas la situación del pitcher David Price quien había sembrado dudas no solo durante los playoffs sino durante ciertas etapas de la temporada regular ¿Qué hace Alex Cora en estos casos donde sus jugadores obviamente dan un bajón? Les aporta confianza, un acercamiento distinto a cada jugador, el mismo Price lo mencionó "Nuestra relación es definitivamente única (...) siempre estamos en contacto, incluso cuando estamos lejos en el campo, lo he dicho muchas veces, él es genial"; de ahí que el nacido en Tennessee haya ido de menos a más en esa Serie convirtiéndose en pieza clave del pitcheo junto a Eduardo Rodríguez, Joe Kelly, Chris Sale, Craig Kimbrel, Héctor Velázquez y Nathan Eovaldi.
Al superar a los Yankees, los Red Sox se enfrentan a un nuevo reto, los Houston Astros, el campeón vigente y segundo mejor equipo de la temporada al conseguir 103 victorias y donde Alex Cora había sido coach el año anterior, el equipo de Houston aún repleto de estrellas como José Altuve, Carlos Correa, George Springer y Justin Verlander; aunque Boston también tenía cuadro espectacular sobretodo en su pitcheo era obvio que un cuadro como el texano imponía; a pesar de perder el primer juego en Fenway Park los Red Sox conocieron perfectamente a su rival, se podría decir que hasta era una derrota necesaria, pues eliminar al vigente monarca en 5 juegos y en pleno Minute Maid Park también tiene su mérito, enfrentarían a los Dodgers por la Serie Mundial; un equipo que a pesar de llegar como segundo mejor de la Liga Nacional sembró muchas dudas en la final ante los Brewers.
Las polémicas decisiones del manager de los Dodgers Dave Roberts que casi le cuestan la final de la Nacional pusieron como favorito a los Red Sox para llevarse la Serie Mundial; todos creían en el equipo de Boston, todos menos ellos, y no por una cuestión de méritos, sino porque es ese mismo favoritismo el que ha condenado a muchas generaciones anteriores en Fenway Park; si bien dominaron los primeros dos juegos en casa la prueba máxima sería en el Dodger Stadium, aquí encontramos el histórico juegos de las 18 entradas, ante los ojos de los desconocedores y 'haters' del béisbol pudo haber sonado como un juego aburrido, y pudo haberlo sido por las primeras entradas donde dominó el pitcheo y la práctica escasez de movimientos en las bases, el detalle lo encontramos en los extra-innings donde el cansancio y la desesperación se convirtió en el factor; motivo por el que posiblemente los Red Sox no hayan aguantado tantas entrada y terminara esto en el homerun de Max Muncy.
Hay un elemento curioso aquí, durante la Serie Mundial de 1916 los Red Sox también enfrentaron a los Dodgers cuando estos eran los Brooklyn Robins, y casualmente Boston perdió también el tercer partido en la cancha de Ebbets Field en Nueva York, para después coronarse en los siguientes dos juegos en la entonces casa de los Robins, la misma situación sucede 102 años después solo que en Los Angeles, otra situación curiosa es que hace exactamente un siglo los Red Sox se coronaban en su última Serie Mundial antes de la famosa "Maldición del Bambino" y lo hicieron ante los Chicago Cubs, otro equipo que sufrió un largo tiempo sin coronarse; el béisbol norteamericano está lleno de diversas similitudes sobretodo con equipos tan añejos y es por eso que también tienen cierta mística.
Los Red Sox terminaron entonces por dominar a los Dodgers, quedó totalmente claro en aquella remontada del 4-0 al ganar después 9-6, a partir de aquí el público empieza a pedir a Steve Pearce como su MVP, sitio que comparte ahora con leyendas del equipo como David Ortíz, Mike Lowell y Manny Ramirez; Boston nuevamente demostró que las maldiciones en el béisbol no existen, que la mentalidad es un aspecto que se tiene que trabajar desde la primera hasta la última entrada (incluyendo extra innings), que los managers no tienen que alejarse de los jugadores sino estar ahí para darles el voto de confianza, que sin importar que hayas sido el mejor en una fase o juego no garantiza que serás el mismo a la siguiente etapa y que las leyendas continuan.
.@DAVIDprice24 wasn't joking. pic.twitter.com/51R2667EcU— MLB (@MLB) October 29, 2018
Al superar a los Yankees, los Red Sox se enfrentan a un nuevo reto, los Houston Astros, el campeón vigente y segundo mejor equipo de la temporada al conseguir 103 victorias y donde Alex Cora había sido coach el año anterior, el equipo de Houston aún repleto de estrellas como José Altuve, Carlos Correa, George Springer y Justin Verlander; aunque Boston también tenía cuadro espectacular sobretodo en su pitcheo era obvio que un cuadro como el texano imponía; a pesar de perder el primer juego en Fenway Park los Red Sox conocieron perfectamente a su rival, se podría decir que hasta era una derrota necesaria, pues eliminar al vigente monarca en 5 juegos y en pleno Minute Maid Park también tiene su mérito, enfrentarían a los Dodgers por la Serie Mundial; un equipo que a pesar de llegar como segundo mejor de la Liga Nacional sembró muchas dudas en la final ante los Brewers.
Las polémicas decisiones del manager de los Dodgers Dave Roberts que casi le cuestan la final de la Nacional pusieron como favorito a los Red Sox para llevarse la Serie Mundial; todos creían en el equipo de Boston, todos menos ellos, y no por una cuestión de méritos, sino porque es ese mismo favoritismo el que ha condenado a muchas generaciones anteriores en Fenway Park; si bien dominaron los primeros dos juegos en casa la prueba máxima sería en el Dodger Stadium, aquí encontramos el histórico juegos de las 18 entradas, ante los ojos de los desconocedores y 'haters' del béisbol pudo haber sonado como un juego aburrido, y pudo haberlo sido por las primeras entradas donde dominó el pitcheo y la práctica escasez de movimientos en las bases, el detalle lo encontramos en los extra-innings donde el cansancio y la desesperación se convirtió en el factor; motivo por el que posiblemente los Red Sox no hayan aguantado tantas entrada y terminara esto en el homerun de Max Muncy.
Playing "New York, New York" in the clubhouse?The @RedSox have ZERO chill. pic.twitter.com/xvonvEJ7gr
— Cut4 (@Cut4) October 29, 2018
Los Red Sox terminaron entonces por dominar a los Dodgers, quedó totalmente claro en aquella remontada del 4-0 al ganar después 9-6, a partir de aquí el público empieza a pedir a Steve Pearce como su MVP, sitio que comparte ahora con leyendas del equipo como David Ortíz, Mike Lowell y Manny Ramirez; Boston nuevamente demostró que las maldiciones en el béisbol no existen, que la mentalidad es un aspecto que se tiene que trabajar desde la primera hasta la última entrada (incluyendo extra innings), que los managers no tienen que alejarse de los jugadores sino estar ahí para darles el voto de confianza, que sin importar que hayas sido el mejor en una fase o juego no garantiza que serás el mismo a la siguiente etapa y que las leyendas continuan.
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