Hasta que el futuro se apodere de nosotros: Whatsapp.

En los últimos 30 años hemos visto un avance enorme en la manera de comunicarnos y ha cambiado radilcamente en tan poco tiempo, se ha sustituido a otros medios que quizás se habrían creído insustituibles; uno de ellos de quién comentaré ahora es de la famosa aplicación Whatsapp, y solo me referiré a este medio pues además de ser el más popular es el que más bronca me ha generado no por lo que hagan los demás, sino más bien por lo que genera alrededor del pensamiento de la gente.

Whatsapp se ha convertido en una comodidad, una fácil rápida, "gratuita" y a veces efetiva de comunicarnos con nuestros amigos, familiares, parejas y demás seres queridos, hoy en día, según El Universal en México hay 41 millones de personas con alguna especie de smartphone, y de esos 32 millones tienen la famosa aplicación de mensajería instantanea que generalmente abarca un mercado de clase media a alta.

Esos usuarios habrán tenido las facilidades de la comunicación actual, pero ¿A costa de qué? Prácticamente de muchas cosas, una de ellas su misma libertad, el teléfono actual se ha convertido en una especie de cárcel voluntaria para muchas personas, todo por estar al pendiente de quién contestó el dichoso mensaje y entra la desesperación y la frustración de la falta de internet, las famosas "caídas" de la aplicación, el que no se haya mandado y el famoso "visto" o las famosas "dos palomitas"; donde viene después un trance de ira cibernética, sobretodo cuando se trata de alguien muy querido o de un asunto de supuesta extrema urgencia.

En años recientes se ha visto el fenómeno del "visto" como una de las situaciones más traumáticas o como podríamos interpretarlo en un lenguaje más actualizado en "Problemas de Primer Mundo"; lo más curioso es que este trauma no lo genera una persona ajena o una situación en la cual la integridad del individuo se vea afectada fisicamente sino es más una situación que se genera él mismo, propiciada más que nada por una mentalidad un tanto débil, la malinterpretación, la necesidad de afecto y atención, la ansiedad, la depresión, el stress y muchos otros males psicológicos cuando la respuesta ante esta situación es dejar de pensar en lo que hacen los demás y fijarse más en el entorno de uno mismo.

Pero no solo tenemos el fenómeno del visto, ya que a la dichosa aplicación también se le ocurrió el "última conexión", como ya nuestra privacidad y la integridad mental de muchas personas ahora se puede ver con mayor razón porque esa persona no contesta el dichoso mensaje instantaneo, sin embargo volvemos al mismo punto del "visto".

Muchas otras aplicaciones han decidido seguir el ejemplo de Whatsapp implementando estos métodos que hasta cierto punto no son prácticos y repito comprometen la privacidad de uno; sin embargo hay algo peor que esto, y es la gente que también se ha tomado tan en serio estas características de la aplicación al grado de llegar a cometer crímenes y suicidios; ya hablando de un caso verdaderamente extremo y hasta cierto punto exagerado.

Para los más conservadores (Incluyéndome) la famosa aplicación ha venido a romper aún más la conunicación y la forma actual socializar, incluso de ligar vamos; en el caso de la socialización uno piensa que con preguntar a la otra persona de su vida en Whatsapp es más que suficiente, hasta cierto punto (no el extremo) se ha perdido la comunciación cara a cara ya que como se mencionó anteriormente algunos de han sometido a una especie de cárcel voluntaria en la que a pesar de encontrarse en el entorno exterior se mantienen atados a su smartphone esperando ver o que le dirán los demás; cuando hace 10 años con todo y que existía MSN y los SMS no se veía esto.

Ha válido más una foto o una nota de voz que la presencia en vivo de una persona, pero en fin ya lo dijo el mismo Albert Einstein "Temo el día en que la tecnología sobrepase a la humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas".

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