Desde Juan Gabriel hasta Marchar por las Familias.
Finales de agosto y principios de septiembre han sido fechas clave para la comunidad LGBT y personas opositoras a dicho movimiento; empezamos por muerte del llamado 'Divo de Juárez' Juan Gabriel, una persona que le significa mucho a la homosexualidad en México, pero de igual manera a la sociedad del país independientemente de sus preferencias sexuales; esto levantó la polémica pues aseguran abundó la doble moral, gente llorándole a un homosexual cuando estos se oponen al matrimonio igualitario y demás derechos que conllevan.
Yo me pregunto ¿Esto es lo que hubiera deseado Juan Gabriel? Por supuesto que no, desde el punto de vista del cantante y compositor recordemos que nunca se pronunció a favor del matrimonio gay, tampoco de la adopción, muchos menos se le vio en alguna marcha del orgullo en ningún punto del país, su faceta afeminada se debe gracias a un personaje creado por el mismo, el cual ilustra completamente su fama y modo de cantar, actuar y hacer show; pero ni sus letras, ni composiciones, ni conciertos, ni siquiera declaraciones a la prensa estuvieron involucradas con su preferencia sexual, y cuando se le insinuó a estas, siempre tuvo una respuesta clara, el famoso "dicen que lo que se ve no se pregunta"; Juan Gabriel no fue un ícono de la cultura gay, fue uno de la música popular mexicana y eso no entra en preferencias; se le ha puesto una bandera que jamás quiso ondear.
Por si fuera poco, no solo nos encontramos con la doble moral y la escandalización de ídolos fuera de su tema principal, también nos encontramos la polémica de Nicolás Alvarado, ex-director de TV UNAM, en la cual dio su opinión a través de una columna en la cual dijo no gustarle la música de Juan Gabriel también considerarlo "uno de los letristas más torpes y chambones de la historia de la música popular" y al mismo tiempo mencionar la frase que detonó la polémica "Mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista: me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas, su histeria no por melodramática sino por elemental, su sintaxis no por poco literaria sino por iletrada"; estamos en un país en el cual la libertad de expresión está siendo cuestionada por la labor que ejercen periodistas, columnistas, reporteros, etc.; aquí tenemos dos líneas bastante delgadas ¿Tiene derecho Nicolás Alvarado de dar su opinión y que no le guste la música de Juan Gabriel? Por supuesto, pero la forma en la que expresó su antigusto fue lo que no cayó bien en la sociedad mexicana, fuera o no fuera homosexual, tanto que hasta la Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) le solicitó medidas precautorias; aunque ciertamente hay gente que quizás comparta el punto de vista de Alvarado, que no le guste ese tipo de música, pero recordemos que él estaba a cargo de una televisora que pertenece a la Máxima Casa de Estudios en México, que tiene renombre y que transmite una señal nacional por supuesto que no iba a ser bien visto, mucho menos por la también forma de vestir de esta persona, cosa que también fue criticada aunque se trató de un detalle mínimo pero gracioso.
Para rematar estas dos semanas llegó el punto más sensible para ambas comunidades, el de las familias; alrededor del país han surgido o han tomado fuerza lo grupos Frente Nacional por la Familia; que al mismo tiempo anteponiendo los intereses de los más conservadores estrictamente religiosos; sin embargo existen otras cuestiones donde nuevamente se les acusa de doble moral ¿Por qué muchos religiosos y sobre todo los altos mandos de estos nunca han marchado por la corrupción, el hambre, la inseguridad, la pobreza o la inestabilidad social? ¿Por qué hacer escándalo por un derecho que en el siglo XXI ya debería ser considerado constitucional? ¿Por qué seguir con el discurso homofóbico? Todas estas cuestiones se basan en dos vertientes, la primera es la oposición de la homosexualidad basado en la ignorancia de la malinterpretación de la fe y la segunda en la obsesión de siempre querer tener la razón por los tiempos en los que nos encontramos.
Es entonces cuando retornamos al tema de Nicolás Alvarado; recordemos que el tenía derecho a expresarse, no fue la mejor forma, afrontó las consecuencias, ahora los del Frente Nacional por la Familia ¿Tienen derecho a marchar? Claro ¿Qué su idea está cegada por las ordenes de un falso profeta en un templo y su mentes fácilmente manipulables? También; pero también recordemos el tema de Juan Gabriel, una persona que lejos de quejarse quienes no lo dejaban ser o criticaban su supuesta preferencia sexual se dedicó a su trabajo integra y apasionadamente como lo conocimos; es decir, tomarse tan en serio ambos puntos el supuesto odio de unos hacia otros genera el juego de la el discurso de odio que ambas partes están supuestamente tratando de evitar.
Entonces ¿Quién tiene la razón en todo esto? Fácil, el que vive y deja vivir, el que asume las consecuencias responsablemente, los que arman el diálogo a pesar de diferentes ideologías y el que reconoce los errores en ambas partes, no se trata de un país homofóbico, se trata de un país con falta de autocrítica y aceptación.
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