¿Los gays somos capaces de amar?


Uno de los propósitos recurrentes para cuando empieza el año nuevo y ante la cercanía de fechas como el 14 de febrero es sin duda el conseguir pareja o hacer lo posible por salir con alguien que nos gusta, esto puede sonar prometedor, pero para un sector de la población puede resultar en toda una agonía por el pensamiento y los estigmas de la sociedad y el país, por supuesto hablo de la comunidad homosexual.

Esta parte de la población de la cual los estereotipos tan marcados y el lento avance no solamente en materia de derechos civiles sino humanos, laborales y hasta financieros, hace que no solamente su estabilidad emocional y sentimental no solo se vuelva más cohibida sino fría, eso habría que sumarle la posible tensión familiar, el estatus socio-económico, su apertura a los temas sexuales, el modo en que socializa o se desenvuelve en el mismo; el hecho de que el entorno ya sea complicado para establecerse como persona también puede tener consecuencias en sus relaciones de pareja; de la cual también sus problemáticas son una incógnita.

Para la clase heterosexual las cosas resultan ser más fáciles porque son la mayoría, porque es "lo normal", "lo natural" y el proceso de selección de pareja resulta ser más sencillo, en el ámbito homosexual hay que tomar en cuenta su preferencia, la aceptación de la misma y que tan enfocada es su vida personal con esta, si es una cuestión de orgullo, que le da igual o que se encuentra como se dice popularmente "en el clóset"; otros aspectos secundarios van conforme al rol sexual, aspecto físico, similitudes del mismo y algunos detalles materialistas.

Da la casualidad de que la "libertad" de los homosexuales se da en el apogeo del consumismo capitalista de mediados y finales del siglo XX, y por supuesto el XXI se trata de un pensamiento más inclusivo, aunque la publicidad y los medios no lo han sido del todo, más que en el primer mundo y muy pequeños sectores de los países de mediano desarrollo; desgraciadamente en todos estos no hemos podido encontrar muchas historias o hábitos que no caigan en el dichoso cliché y que nos ilusionen en tener el amor verdadero, el único medio capaz de encontrar este tipo de "cuentos de hadas" es internet; ya sea a través de documentales alternativos, series en streaming, en la música y en notas relacionadas.

En un mundo donde internet nos consume y nos tienta más la búsqueda infinita del amor verdadero también ha sido negocio para las aplicaciones y páginas para citas o encuentros de todo tipo; para la comunidad gay ha sido una bendición y a la vez una maldición, los casos de éxito llegan a ser raros por diversas cuestiones, algunos de estos sitios o apps no se enfocan en la cuestiones sentimentales, sino sexuales y de atracción física, además de que muchos la han enfocado más hacia encuentros sexuales que hacia citas; son lugares totalmente vanales que crean demasiadas expectativas para los nuevos usuarios o los más ilusionados con los resultados, los de más experiencia o decididos a su búsqueda difícilmente se dejan manipular por las cuestiones sentimentales por lo complicado que pueden llegar a resultar y quizás por la desconfianza de haber conocido a alguien por medio de Grindr, Hornet, Scruff o cualquier similar, sobretodo por tratarse de poco tiempo de tratarse a comparación de lo que podrían hacer las redes sociales; que también son una fuente alternativa de la eterna búsqueda del amor.

Ante la facilidad que nos brinda internet de tener un menú selecto de hombres a disposición y ante las facilidades que otorga el sexo express o los amigos con derechos, es más común que se prioricen estos a las relaciones sentimentales, no hay que pagar citas, regalos, viajes, recordar fechas, cursilerías, evitar peleas, dramas, etc.; además de brindar las facilidades de total independencia personal, evitar el rechazo social (aunque también creando otro mediante el estereotipo del homosexual promiscuo) y en el caso de nuestro país los trámites; la tendencia es cada vez mayor, no solamente en la clase homosexual sino heterosexual; por lo que podríamos teorizar que la sociedad en general se ha vuelto más fría.

Y es que ciertamente nadie nos enseña a amar o a corresponderle a otra persona, no existe a la fecha un manual exacto del mismo, pero sí existen experiencias, muchas de ellas nos pueden volver distraídos o incluso ciegos sobre lo que sucede hacia el alrededor por una cuestión de dependencia y a un sentimiento de no sentirse solo, pero también el otro extremo de la frialdad por la misma experiencia del rechazo cerrándonos y rindiéndose ante la lucha; la capacidad de amar radica en muchas cuestiones que todavía no pueden ser comprobadas incluso de manera científica o social, pero sí podríamos decir que es una cuestión inesperada y donde dos personas llevan un rumbo hacia un futuro desconocido y sin embargo están de acuerdo en eso; y ante una minoría como lo es la comunidad gay es difícil encontrarlo porque como lo he mencionado hay diversos obstáculos, externos e internos.

Sin embargo como en muchas sociedades siempre existen sus excepciones, personas que deciden no ser parte de un continuo estereotipo sino un ejemplo para los suyos independientemente de su preferencia sexual, donde importa más el qué harán entre ellos que lo que dirán los otros y que no necesitan de los reflectores de todos los medios para sobresalir como parejas del año, en fin, aquellos que sí tienen las facultades de promover de que love wins.

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