Testigos de San AMLO.


No cabe duda que Andrés Manuel López Obrador es un político inteligente, en el sentido de que ha sabido manejar a las masas y a sus simpatizantes, su discurso populista ha convencido a muchos de su proyecto de nación desde que se volvió candidato a la presidencia en 2006, por los diversos errores políticos, promesas incumplidas y actos de impunidad de quienes le ganaron las dos elecciones pasadas el ahora candidato de MORENA se ha fortalecido y al parecer es inminente su victoria en base a una estrategia que permita quitarle privilegios a los altos mandos de la política actual (a.k.a la Mafia del Poder) y un plan de austeridad que evite el país sucumba en una crisis económica y por lo tanto moral, no obstante esta vez no vamos a hablar de AMLO, sino de sus seguidores.

Si hay algo de lo que la gente en redes sociales y en ciertos grupos sociales está harta es de quienes dicen con orgullo votarán por López Obrador, las razones son la agresividad y el excesivo idolatrismo con la que defienden al candidato al grado de desviarse incluso de la ideología del mencionado, lo ven como un líder nato, un salvador de los males de la nación, un político diferente y alguien que conoce al pueblo; pero hay que resaltar que es un movimiento partidista, y he aquí uno de sus más grandes errores, dejar la responsabilidad de un país tan complejo en una sola persona cuando este no es construído en base a alguna individualidad sino a un conjunto social, sea público o privado, habría que fijarse quién está trabajando al lado de AMLO para conocer perfectamente (en caso de que gane) que cargos y funciones tendrá, y más aún saber cuantos de su partido y de la oposición ganarán en las diferentes cámaras, estados y alcaldías.

La pregunta es ¿Por qué dejan todo el peso de la nación en una sola persona cuando todos deberíamos de ser responsables? En México abunda una especie de pensamiento mágico dependiente, es decir, tiene que haber alguien detrás de todo el acontecer diario, alguien que haga que el trabajo vaya bien, que vele por la salud de la familia, que resuelva los examenes de la escuela y que evite cualquier mal abundante en la sociedad actual; en este caso siempre se ha confiado en Dios, la Virgen de Guadalupe, algún Santo conveniente, la astrología, la brujería, entre muchas otras fuerzas místicas o religiosas; todas estas fungen como el pretexto perfecto del sentir del mexicano, si es beneficiado se siente bendecido y continua su rutina, por supuesto en base a los diversos sacrificios que esto implica, ir a misa, a los rituales, seguir al pie de la letra el horóscopo, dar un diezmo, etc.; pero si se siente perjudicado los culpa o responsabiliza, deja de creer en ellos, los tacha de ladrones, estafadores, charlatanes o que simplemente no funcionan y acude a otro rito; pues eso mismo sucede con los políticos.

El mexicano promedio quiere que el gobierno siempre solucione todos sus problemas pues piensan que es su tarea primordial y lo hacen sin pedirlo de la manera correcta incluso, que los saque de la pobreza, que abarate productos y servicios, que siempre vele por su salud, que le aporte la infraestructura a su colonia o ciudad, que le den el trabajo soñado, que aporte todas las herramientas educativas de los niños y que los proteja del crimen; es decir, que el estado proporcione todo; pero por supuesto este no ha satisfecho sus necesidades ni ha solucionado su vida, en parte porque las diversas campañas políticas se han encargado de hacerles pensar que ellos son su medio para subsistir para conseguir votos, por supuesto con el tiempo estas promesas se volvieron repetitivas con diferentes palabras al grado de que la sociedad dejó de creerles porque ya no estaban escuchando lo que querían, había que darle algo más, un discurso más de identificación, López Obrador conoce esto perfectamente, sabe muchas de las debilidades de sus adversarios y ha escalado desde lo más bajo hasta ser el líder de su propio partido político que representa una "alternativa" a los partidos ya clásicos.

MORENA tiene una identidad visual, partidista y hasta corporativa bastante cautelosa que por supuesto para quienes apoyan a AMLO es bastante atractiva, primero el nombre basado en la famosa tez mexicana, luego que deja la palabra Partido para ahora ser Movimiento "dejando de lado" la cultura partidista y por último que este sea liderado por el tabasqueño que prosigue con su discurso basado en la identificación con los grupos que ha defraudado el sistema, los fanáticos toman esto como algo suyo, por primera vez un político en México les está dando algo que quieren escuchar pero en un sentido más provocativo, eso sí dentro de los argumentos políticos tradicionales pues podemos reconocer que su líder nunca ha dicho malas palabras o incitar directamente al uso de la violencia entre sus fanáticos, con esto sienten que le está hablando a los grupos económicamente vulnerables, inmediatamente estos se sienten identificados, se sienten parte de la diferencia y no de lo mismo, creen que pueden ser parte de algo histórico para el país, quieren ser los protagonistas y gritarle al mundo que tienen o tuvieron la razón, llenar un vacío que no han podido satisfacer por su cuenta por la dependencia de lo divino o lo mágico.

Conforme AMLO va subiendo en las encuestas y ganando popularidad, los también llamados popularmente 'Pejezombies' se sienten lo máximo, creen que el supuesto cambio que han venido esperando por fin llegará, que aquellos que los "perjudicaron" la pagarán caro y que podrán gritar a los demás cuánta razón tenían; como si se tratara de un Santo popular o de alguna deidad del catolicismo al cual le encomiendan la tarea de salvar al pueblo del mal y bendecir a quienes crean en él, pero sucede que López Obrador no es una deidad sino un ser humano, uno bastante popular, con mucho poder y con un discurso que puede convencer a un ciudadano promedio;es alguien que se puede equivocar, que probablemente va a tener opositores a sus políticas, que puede ser tentado ante la corrupción, que su partido no resulte ser lo que esperabamos, muchas cosas que pueden pasar en el camino, pero eso sus fanáticos no lo quieren reconocer por varias razones, orgullo, ilusión o excesiva idolatría.

La enorme duración de la campaña de López Obrador ha provocado que su discurso no solo evolucione sino que el creyente se mantenga aún más ilusionado, que las decepciones, promesas incumplidas y actos de impunidad de los demás políticos se acumulen acrecentando su ira a tal grado de que quien se oponga a sus ideas es obviamente miembro de "La Mafia del Poder", ha sido tanta su devoción acumulada que se han cegado de los datos duros y que como se mencionó el candidato no es perfecto; ante los escasos resultados positivos del llamado "PRIAN" y ante el afán de la victoria del candidato por satisfacer sus dependencias la ira se desborda, las redes sociales se han convertido en un desquite ideal para la mayoría incluso de este tipo de personas, mediante enormes comentarios o posts llenos de proselitismo exclusivamente a su favor, pésima ortografía, groserías, argumentos poco convincentes como si quisieran ser expertos en materia política, en ocasiones imagenes mal editadas o basadas en noticias falsas y recriminando a cualquier persona opositora en lugar de abrirse al debate; porque vale más la egolatría que reconocer sus errores.

Se tiene que tratar a AMLO como lo que es, un político que al igual que muchos otros elegidos han sido amados y en cuanto fallan odiados o severamente criticados, un candidato a la presidencia, no como la solución a nuestros complejos problemas, la responsabilidad de este no debe de caer en una sola persona, mucho menos en un período de seis años; tampoco se trata del ya gastado discurso de "el cambio está en ti" sino de un trabajo conjunto con congresistas, alcaldes y por supuesto el presidente a elegir; mucho menos hay que irnos por el nuevo argumento de que es un político en lo más alto "le vale quién eres, que el solo quiere tu voto"; si lo dejamos a la dependencia y a la excesiva idolatría es obvio que se van a olvidar de quienes lo pusieron en la Presidencia.

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