Chapecoense y la fe en el fútbol.
La tragedia del equipo brasileño Chapecoense se ha convertido por muchos en una de las historias más desgarradoras del fútbol mundial y al mismo tiempo una de las más conmovedoras, un equipo con poca historia relativamente, apenas fundado en 1973 en la ciudad de Chapecó en el estado de Santa Catarina, muy alejado de los reflectores de los gigantes del Brasileirao como Flamengo, Fluminense, Santos, Cruzeiro, entre otros, y al mismo tiempo de sus rivales estatales el Avaí y el Figueirense; su estadio el Arena Condá de apenas capacidad de 21,500 espectadores también lejos de los grandes inmuebles de Maracaná, el Morumbi, el Castelao o el Mineirao; un equipo completamente desconocido fue capaz de unir a los grandes fanáticos de este deporte por varias razones.
Pareciera que el 2016 además de haber sido trágico en varias muertes inesperadas en el mundo del espectáculo también ha sido capaz de hacernos soñar con las historias del Leicester City y de la Selección de Islandia, pero el Chapecoense es diferente porque todo surgió a raíz de la tragedia aérea sufrida de camino a Medellín donde participaba por segunda vez en la Copa Sudamericana y por primera ocasión en su corta historia llegaba a una final continental, fue capaz de eliminar a Independiente de Avellaneda, Junior de Barranquilla y a San Lorenzo de Almagro, equipos de enorme tradición en Sudamérica y al Huracán del Oeste nunca le importó su grandeza, le importó más un sueño y sacar adelante a un equipo que apenas llevaba dos años en Primera tras varios años en las divisiones inferiores de su país.
En cuatro años el Chape también había conseguido ascender desde la Serie D (La cuarta categoría del Brasileirao), esto gracias a la continuidad de un proyecto que empezó desde 2006 tras superar una crisis económica que estuvo apunto de llevarlo a la bancarrota, el equipo quería que el mundo volteara a ver sus hazañas pero en cambio los vio en la adversidad, en el mismo desconocimiento del entorno; y aún así el mundo futbolero ha decidido solidarisarse en distintas formas que nos ayudan a creer que el mundo no es tan cruel como nos parece en ocasiones.
Empezando por la clase que nos acaba de mostrar quien iba a ser su rival en la final el Atlético Nacional, el equipo más ganador de Colombia y recién campeón de la Copa Libertadores demostró no solo su grandeza deportiva sino moral al pedirle a la CONMEBOL que se le otorgue el título de la Copa Sudamericana al Chape además de un homenaje en el estadio Atanasio Girardot de Medellín, detalle que muestra el reconocimiento de su adversario; clubes como Real Madrid, Barcelona y Paris Saint-Germain donarán enormes cantidades de dinero para las familias y el club, Benfica, Boca Juniors, Corinthians, Sao Paulo, Santos y otros clubes prestarán jugadores; Racing de Avellaneda, América de Cali y Palmeiras jugarán con el logotipo del Chapecoense sus siguientes duelos, además de que los clubes brasileños han pedido que el equipo no descienda en tres años, además de que hinchas de varios clubes corean a los jugadores sin importar su rivalidad, y si bien estas muestras solidarias no devolverán jamás las perdidas humanas, siempre se agradece la solidaridad, el respeto, desaparecer las barreras del idioma, el país o color y valorar a este humilde equipo.
El mundo se ha pintado de verde, minutos de silencio han rodeado cualquier escenario futbolístico, las actividades se han suspendido, quienes lo enfrentaron están consternados, las oraciones no cesan, el dolor y la conmoción es enorme pero tampoco olvidarnos de que entre los que abordaron y murieron en ese avión también estaban los pilotos, encargados y hasta periodistas; recordar que todos los presentes son hijos, padres, hermanos, humanos más que nada, cualquier tragedia que se pudo haber evitado independientemente de las profesiones de quienes estuvieron en el evento siempre será algo que lamentar. Y por supuesto, habrá quienes interpreten de otra forma este siniestro que no sea la respetuosa, las opiniones son diversas prefiero no ensuciarme de esa vibra ni que ninguno de los que estamos involucrados en el fútbol se nos contagie.
Yo me quedo con la parte futbolera, la humana y lo que puede traer a futuro, porque si algo nos ha enseñado la pasión por este deporte es a levantarnos después de la adversidad, el Huracán del Oeste tendrá su revancha, tendrá su final, es un equipo que se ha formado en valores y crecerá gracias a estos, recobró hasta cierto punto la fe en la humanidad, unió a muchos sin importar colores o países al único grito de ¡Forza Chapecoense!
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