La posible nueva época dorada de General Motors.
A finales de los años noventa y prácticamente toda la década del 2000 las grandes corporaciones automotrices estadounidenses sufrieron una de sus mayores crisis la cuál tuvo su peor momento en la Gran Recesión, Ford Motor Company, Chrysler y por supuesto General Motors tuvieron que hacer grandes cambios; Ford fue la menos afectada y se volvió rentable nuevamente en 2010 además de tener la confianza de sus consumidores sobretodo en Latinoamérica y Europa; Chrysley fue vendida a Fiat que desde 2014 es Fiat Chrysler Automobile (FCA) y donde apenas la marca estadounidense se está recuperando gracias a varias de sus marcas y su diseño automotriz, pero el caso que ahora llama la atención es sin duda General Motors.
Tras declararse en quiebra en 2009 la compañía sufrió varios cambios, primero el cambio de nombre, de General Motors Corporation a General Motors Company como parte del acuerdo con el gobierno estadounidense para la recuperación de la compañía por lo cual el estado se quedó con el 60% de las acciones; al mismo tiempo disolvió varias de sus marcas que ya no eran o no le serían rentables en un futuro, Pontiac, Hummer, Oldsmobile y Saturn; otras fueron vendidas a otros corporativos como Opel, Vauxhall, Saab y Subaru; quedándose con Chevrolet, Buick, GMC, Cadillac, Holden (Australia) y GM Daewoo (Corea del Sur), de todas estas marcas las primeras cuatro serían prioridad para la industria quién planeaba recuperar la grandeza automotriz estadounidense, sobretodo por la enorme caída de ventas en la década pasada donde fue opacado por sus competidores europeos y asiáticos.
Ahora que General Motors ya había reestructurado su compañía y quedándose con lo que para ellos es rentable necesitaba buscar la forma de atraer nuevamente al mercado pregutándose ¿Qué necesitan los usuarios ahora? Uno de los más grandes errores de sus marcas era el diseño y duración, varios modelos pasaron completamente desapercibidos, antes de todo eso se dedicaban a crear carros que hasta eran considerado clásicos e íconos de la vida norteamericana, la resistencia y la duración del motor eran parte de una filosofía de la estabilidad de la economía de ese país; habría que retomar el diseño como una de las prioridades junto con el motor, autos que no envejecieran a los cinco años o menos de uso, el concepto de "auto desechable" por el que había apostado Estados Unidos para supuestamente vender más tenía que terminarse pues inevitablemente esto generó demasiada deuda entre varios usuarios, había que apostar por nuevas formas de competir a nivel mundial.
Hoy en día los consumidores a nivel mundial están más preocupados por saber qué motor es el más rendidor en cuanto a combustible se refiere, cuestión en la que marcas como Toyota, KIA, Nissan, Suzuki y hasta Volkswagen con todo y sus escándalos en verificación se mantienen como las más competidoras en ahorro de gasolina, fabricación de híbridos y lo que está siendo novedad, los autos eléctricos, de la cuál General Motors hace una apuesta arriesgada aún en plena época de alternancia energética, producir únicamente autos eléctricos a partir de 2023; pero no es el único que piensa en esta estrategia, tanto Ford, Volkswagen y Chrysler ya analizan estrategias para este período de transición pero la pregunta es ¿La gente está lista?
Existen hasta la fecha muchas dudas sobre los autos eléctricos, algunas de ellas si realmente existe un rendimiento capaz de soportar carreteras, sitios rurales, condiciones climáticas adversas o simplemente cuál es la garantía de la duración a mediano y largo plazo de la batería la cuál también varios se preguntan cómo se carga y si habrá estaciones de servicio relacionadas; las respuestas ya las estamos obteniendo, la compañía de autos Tesla Inc. desde 2003 ya está vendiendo vehículos en varias partes del mundo, sin embargo su popularidad es apenas de esta década y donde sus acciones en la bolsa superan incluso a Ford; su plan inteligente de ventas únicamente con pedidos vía internet, precios quizás no competitivos pero justificables y una estrategia de marca enfocada con esquema futurista en cuanto a diseño, atención personalizada y más accesible al consumidor hace que General Motors tenga mucho en qué pensar si quiere competir con esta nueva forma de hacer autos.
De momento General Motors está resurgiendo y por primera vez en muchos años sus vehículos de diferentes marcas se están vendiendo a la par de sus competidores tanto americanos como asiáticos y europeos; han sorprendido modelos como el Malibu, Cruze, Silverado y el regreso del Cavalier; otros como el Spark y el Bolt planean sorprender al mercado en 2018 siguiendo con la transición a vehículos eléctricos; en tanto sus marcas de lujo como Buick y Cadillac también se encuentran en pruebas de autos eléctricos y autónomos para expandir su mercado a las clases altas; GMC la podría tener más complicada debido a su mercado conservador y a las pruebas de resistencia eléctrica en camiones, vans y SUVs; sus marcas extranjeras serán la parte complicada ya que GM Daewoo la tiene más difícil ya que la competencia es más pesada con gigantes como KIA y Hyundai; mientras Holden anunció que cerrará su planta en octubre de este año para dedicarse únicamente a la importación de las otras marcas de General Motors sobretodo Chevrolet.
Este posible repunte de una de las mayores empresas norteamericanas lo llevan a pensar a uno ¿Es todo obra de la administración de Donald Trump? La respuesta desgraciadamente para algunos es un no; a pesar de que el actual presidente de los Estados Unidos prometió hacer grande de nuevo a la industria automotriz americana, específicamente la que se encuentra en Michigan; sin embargo General Motors ha sido una de las múltiples corporaciones que se ha opuesto a algunas ideas de Trump directa o indirectamente, seguir apostando por plantas en México y tomar acciones contra el cambio climático a pesar de que Trump lo ha negado han sido los temas más polémicos y que han resaltado también de entre sus competidores estadounidenses buscando por sí mismos... their new roads.
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