Parecía que habíamos aprendido de la historia y llegó Trump.


Cuando vemos a los hijos de los inmigrantes en Estados Unidos encerrados en jaulas durmiendo en condiciones deplorables nos parece por supuesto indignante, nos preguntamos cómo es posible que un gobierno como el de Donald Trump permite este tipo de arrebatos y sobretodo por qué estos niños tienen que pagar los platos rotos con un futuro por demás incierto; aún así existen las respuetsas y se encuentran en la historia; pues estos sucesos no son nada novedosos para ciertas comunidad que han sufrido los atropellos de los más poderosos.

Para muchos pensar en la historia es referirnos a libros polvorientos y fotos o pinturas viejas, no se trata de un examen como en la escuela, se trata de recordar el legado que han dejado diversos episodios donde los derechos humanos de ciertos grupos vulnerables se han visto pisoteados por ideologías radicales; en este caso los inmigrantes latinos victimizados por un gobernante que tiene cierto rencor hacia este sector ¿Por qué motivo? Simplemente porque piensan y viven de manera diferente a él y esta persona piensa que eso afecta los intereses de su país, en este caso la economía y los trabajos supuestamente.

Donald Trump no es el primer ni el único líder que incita o ha incitado a un mensaje de odio con tal de autocomplacerse para ver la magnitud de su discurso, algunos ya estarán pensando en Adolf Hitler y en la Alemania Nazi, aunque suene exagerado se está agarrando parece que agarra una especie de rumbo similar, no en el sentido de invasión a territorios ajenos o incluso a campos de concentración de la magnitud de aquel entonces; pero sí en la forma en que asciende al poder mediante unas palabras que convencen al sector popular; en aquellos tiempos el Führer usó de manera inteligente la crisis que sufrió Alemania después de la Primera Guerra Mundial para culpar a varios sectores de la población sobretodo a quienes no pertenecían a los valores cristianos (los judíos, los homosexuales y los gitanos) y culparlos de aprovecharse de las riquezas para que esta no solo perdiera la guerra sino que sus intereses económicos se vieran afectados beneficiando únicamente a ellos y no a los alemanes; mientras estas pensaban que no pasaba nada, que sería algo temporal, la apatía no solo de la población sino del la comunidad internacional y al no haber organizaciones de Derechos Humanos obviamente sucedió lo que ya todos conocemos.

Al igual que en aquellos tiempos en Europa, muchos actualmente pensarán que no pasa nada y que un país como Estados Unidos con su sistema democrático jamás permitiría que Donald Trump tomaría el poder como una dictadura, que es solo cuestión de tiempo y de que la oposición (en este caso el Partido Demócrata) actue acorde; se vale comprar esa idea, pero aunque Trump no consiga la afamada reelección en 2020 ya explotó aún más el odio y el racismo entre la sociedad norteamericana, es cierto que lleva apenas lleva un año y medio pero ya nos ha dado las pruebas de lo que se viene en un futuro si la población, los empresarios y políticos siguen permitiendo que actos como los recientes se sigan haciendo igual o peor; de nada va a servir el "no pasa nada", el activismo de escritorio o las múltiples manifestaciones, sino hay leyes en trámite verdaderamente poderosas, si la ciudadanía no se acerca sus legisladores y si los poderosos económicos no ponen algo de su parte, su presidente seguirá y su club de fanáticos seguirán haciendo de las suyas.

Pusimos el ejemplo del nacionalismo extremo en Alemania pero hay que recordar que si hay un país que tiene ideas bastante fijas sobretodo en este aspecto nacionalista es el conformado por la Unión Americana; cuando se nos menciona este país de la supuesta libertad solamente vemos las ciudades grandes y multiculturales como Nueva York, Los Ángeles, Miami, Chicago, San Francisco, Dallas, Atlanta, Boston, por mencionar algunos ejemplos; pero no nos fijamos en el interior, estados como Nebraska, Alabama, las dos Dakotas, Montana, Ohio, Arizona, Oklahoma, etc.; nos encontramos con un lado más conservador, más obrero, defensor de lo que consideran suyo y menos multicultural, uno que le cuesta entender las ciudades complejas y que han crecido con ideas apegadas a una especie de supremacía blanca derivada de los grandes momentos económicos que ha vivido su país donde se destaca el trabajo de esta raza y no de las actuales minorías.

Y es que Estados Unidos no es la primera vez que tiene algún problema con las minorías, las consecuencias de tener un país multicultural a lo largo de su historia antes y después de su independencia han sido bastante complejas y hasta la fecha no encuentran respuesta; desde el despojo de las tierras a los nativos durante la expansión de las Colonias y después en la expansión, la esclavitud de los negros hasta antes de la Guerra Civil, la segregación racial de principios del siglo XX, la intolerancia asiática derivada de la China comunista y la Guerra de Vietnam, la discriminación hacia los musulmanes por culparlos directamente del 9/11 y ahora recientemente con la inmigración ilegal latina y los pocos o nulos acuerdos para frenarla o controlarla porque recordemos que la deportación no es exclusiva de Trump sino de gestiones anteriores, incluso la de Obama; todas ellas atentando contra los Derechos Humanos, excluyendo minorías y sin la protección de alguna autoridad competente ya sea por parte del país al que llegaron o del que los vio nacer.

Porque por supuesto este asunto también le compete a México (y a uno que otro país de Centroamérica); pero la cancillería mexicana le ha costado aprender con Trump por la enorme dependencia que existe todavía hacia Estados Unidos; y es que el asunto es que ya no se trata de adultos sino de niños, deportados siempre ha habido, el problema es cuando estos son separados de sus familias a tan temprana edad, algunos dirán que es el castigo por haber entrado ilegalmente a un país y podemos comprarles también esta idea, separando el tema familiar lo que hicieron fue meterse con las leyes de un país ajeno, al mismo tiempo que jamás hicieron lo posible por regularizarse, desconocían el trámite o había el temor de la deportación a pesar de haber estado ya un considerable tiempo trabajando allá, entonces aquí están las consecuencias, no obstante los niños no deben de pagar las decisiones un tanto irresponsables y mucho menos un asunto que le compete a los adultos; sobretodo por el trauma y las consecuencias psicológicas que esta situación les puede causar en un futuro.

En muchas ocasiones cuando repasábamos la historia ya fuera a través de libros o documentales, pensábamos que esos momentos ya mencionados no los ibamos a vivir o presenciar, pero resulta que están más presentes de lo que imaginamos, con diferentes medios de comunicación, diferentes enfoques tecnológicos y sociales y con otras supuestas políticas y métodos de llevar a cabo un discurso a la práctica; mientras no haya un enfrentamiento real a los poderosos entonces seguiremos viendo esto cada cierto tiempo y en diferentes regiones del mundo, ahora le tocó a México ser el afectado, pero ojo, que este país también tiene lo suyo con los centroamericanos y los africanos, mucho cuidado con repetir la historia, copiar los actos de los estadounidenses y por supuesto de la doble moral.

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