Es momento de México, consumo nacionalista.


Nuevamente la victoria de Donald Trump vuelve a hacer polémica con nuestro país, ante las posibles medidas que pueda tomar el Presidente Electo de los Estados Unidos, el famoso muro, la renegociación y posible eliminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN) y sanciones a empresas estadounidenses que contraten mano de obra extranjera o pongan industrias fuera del país; esto sin duda afecta a México, por ser su principal socio comercial; ante esto diferentes grupos en redes sociales han decidido hacer movimientos para inducir al consumo de productos y servicios mexicanos con la intención de fortalecer el comercio, la economía y el peso ¿Esto podría funcionar para evitar otra crisis nacional? La respuesta es un rotundo no.

Como inicia todo.
A través de redes sociales se difunden imagenes con el hashtag #EsMomentoDeMéxico el cual a través de ejemplos induce que se consuman solamente cosas hechas en México y ningún producto o servicio de Estados Unidos, ejemplos Starbucks, McDonald's, Coca Cola, KFC, 7-Eleven, etc.; también induce al turismo local, a la compra en mercados, tienditas, centrales de abasto y tianguis e incluso a escuchar música y ver películas mexicanas; este consumo nacionalista suena prometedor, pero evita la libre competencia, decisión y diversificación del mercado, además de que se evita que México compita ante el mundo y mal y de mala manera no hay más generación de empleos.

Invitable el consumo importado de Estados Unidos (y el mundo).
Al parecer los creadores del movimiento #EsMomentoDeMéxico ignoraron varios detalles; consumir producto internacional (ya no digamos exclusivamente de Estados Unidos) es prácticamente inevitable, lo vemos a diario con nuestros smartphones, redes sociales, automóviles, electrodomésticos, telecomunicaciones, entretenimiento, etc.; la globalización y el hecho de que México haya querido tener más tratados comerciales con otros países lo ha permitido pero no en afán (al menos eso queremos creer) de perjudicar a los comerciantes o empresarios mexicanos, sino para permitir un consumo más libre.

Pobres sin mercado.
Uno de los apoyos que piden en #EsMomentoDeMéxico es que la gente no compre en supermercados o tiendas de conveniencia donde los intermediarios en complicidad con estas cadenas de autoconsumo llegan a elevar sus precios hasta en un 500% (sobretodo en carnes, alimentos procesados, frutas y verduras); a cambio piden que se induzca la compra en mercados, centrales de abasto, las famosas tienditas de la esquina e incluso en los tianguis establecidos; nuevamente el desconocimiento nacionalista hace de las suyas; no todo el país puede o quiere comprar ahí, un ejemplo claro es el norte de México, donde su cultura asemejada a Estados Unidos los induce a comprar más en mini y supermercados; las ciudades disponen de pocos mercados y estos resultan poco accesibles por la distancia, el tráfico, el costo y la transportación; lo mismo sucede con las centrales de abasto; en tanto las tienditas han resultado poco factibles ultimamente, precios elevados, inseguras, enrejadas y encontradas exclusivamente en sitios de clase media a baja; además de que han sido desplazadas por las comodidades de las tiendas de conveniencia y sus servicios diversos, cosa con la que no han podido competir los sitios tradicionales mencionados.

Empleo y competencia.
Nos guste o no, las cadenas de índole internacional antes mencionadas dan empleos, formales e informales, nuevamente se está viendo el problema desde arriba y no desde la raíz; descuidamos también un punto muy importante y es que para que el peso mexicano se pueda fortalecer y deje de depreciarse es que México tiene que competir y hacer que no solo sus habitantes se interesen en consumir nacional sino igualmente el mercado extranjero, que más divisas caigan a nuestro país, mucha más inversión privada, mejorar aún más el turismo, alternativas de comunicación y transporte y por supuesto eliminar la corrupción y mejorar el sistema educativo, eso sí conservar las tradiciones, reconocer la calidad de algunos de los productos y servicios mexicanos consumiéndolos más seguido; respetando la competitividad y las decisiones de compra de los demás consumidores, recordemos que así funciona parte de nuestro sistema capitalista.

Además, si hay alguien que quiere que consuman productos exclusivos de su país y con sentido nacionalista, es nada más y nada menos que... Donald Trump.

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