El Nuevo Aeropuerto y la Crisis de la Gráfica Mexicana.


Hace casi seis años en el Congreso Internacional a! Diseño que se realizó en Puerto Vallarta me tocó presenciar la conferencia del diseñador gráfico español Manuel Estrada, hablándonos de la importancia de la funcionalidad de los logotipos a través de sus trabajos en Carmencita, Ahorro Corporación, Olé Imports y muchos otros más; en el ciclo de preguntas y respuestas una muchacha decide preguntarle qué opinaba sobre los concursos de logotipos, aquellos donde las empresas u organizadores de eventos convocan a diseñadores a participar y ganarse un premio considerable a cambio de que usen su creación, Estrada se opuso totalmente a este tipo de convocatorias alegando que en sí el premio puede ser tentador pero se aprovechan del talento y te impiden participar con ellos en un proyecto mercadológico y por supuesto considerarlo para los derechos de autor; coincidí totalmente con el español y es por eso que no olvido aquella conferencia cada vez que algún sitio hace este tipo de concursos, el nuevo y el más reciente, el del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

Conocía de la existencia del concurso, no me interesó, sabía que habría gente que le interesaría el premio a pesar de que tendrían que ceder los derechos, hasta la fecha no ha habido ningún ganador a pesar de que este sería mencionado el 31 de enero de este año y es que han sido tantos los participantes, lo cual uno podría pensar que hay un enorme trabajo creativo que cuesta trabajo decidirse por uno, sin embargo no es así, la página oficial del concurso decidió poner la galería de los concursantes y honestamente hay de verdad muy poco que rescatar, podría decirse que el 97% de los logotipos no cumplen con las funciones de ser quien lleve la imagen del proyecto, siendo algo bastante infame puesto que los logotipos mexicanos por muchos años no solo colocaron a sus clientes en el ojo del mercado sino que se convirtieron en íconos de la cultura pop por su funcionalidad.

Habíamos hablado anteriormente que cualquier persona es capaz de hacer logotipos para la causa que sea, pero es su colocación en el público el que hace la diferencia, esa es la parte difícil y para la que un diseñador gráfico es capaz en base a sus estudios, en la gráfica mexicana hemos encontrado genialidades como Aeroméxico, PEMEX, TELMEX, Banamex, IMSS, Metro de la Ciudad de México, Pumas de la UNAM, Televisa, Mexicana de Aviación, IPN, entre muchos otros que ya por el solo hecho de mencionarlos son recordados mediante su imagen, la pregunta es ¿Por qué tienen tanta colocación su gráfica? Muchos de ellos fueron creados por una base representativa más no por la idea principal, muchos de estos logos tuvieron un proceso para que tuvieran una continuación histórica y por supuesto comercial, es por eso que no han sufrido muchas modificaciones y por supuesto hubo una o varias personas que se encargaron únicamente de la identidad porque se les pagó, fueron parte del proyecto y dieron cuentas de su trabajo; los logotipos mostrados en el concurso del Aeropuerto no cumplen con esa función, pues muchos fueron pensados en los elementos primarios, la forma del complejo, la aviación y elementos mexicanos que van desde lo más básico hasta el cliché.

Hablamos de logotipos de que se fueron por los elementos fáciles de lo que constituye el Nuevo Aeropuerto pero habría también que mencionar a los que decidieron irse por el camino de lo abstracto, en este ámbito se encuentran quizás los más rescatables, pero de igual manera no se encuentra un equilibrio entre lo sencillo y la funcionalidad, agregar incluso que los trabajos tipográficos resultan incluso desastrosos.

Aunque se trata de un concurso y una cesión de derechos no hay que olvidar a quién se está enfocando esto, estamos hablando quizás no solo de la terminal aérea más importante del país, sino de América Latina, y por supuesto será parte esencial del turismo tanto nacional como internacional, quienes diseñaron la enorme mayoría de los logos se sintieron en un concurso de vanidad más que de sentirse partícipes de una de las obras turísticas más ambiciosos de México, sin darse cuenta incluso de que su fama será totalmente sin trascendencia pues al momento de ceder los derechos dejan de pertenecer como parte del proyecto, reciben su premio que igualmente se les irá de la nada y la experiencia no se basa más que en algo pasajero, si bien el dinero es el que manda, más vale que este sea constante.

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