Fútbol profesional gay.


En alguna ocasión el periodista de espectáculos y reconocido miembro LGBT Horacio Villalobos comentó que en una charla totalmente random con el técnico Javier Aguirre le preguntó si en verdad había futbolistas profesionales que eran homosexuales pero permaneciendo en el clóset, a lo que el 'Vasco' confirmo de manera contundente, aunque sin mencionar nombres; uno podría pensar que lo dicen un par de personas sin renombre o que podría ser una charla de bar; Aguirre ha sido reconocido jugador, técnico mundialista e internacional y hasta analista de televisión por lo que no hay dudas de su afirmación, la cuestión ahora es ¿Por qué ninguno en pleno siglo XXI ha querido salir del clóset?

La respuesta que muchos alegan es que se trata de un deporte de índole machista en donde supuestamente sus simbolismos, cánticos y dominio son solamente de hombres, podríamos decir que sí, si tomamos en cuenta la invención del fútbol moderno a mediados del siglo XIX y su enorme expansión a finales de este y a inicios del XX este ha sido enormemente dominado por el género masculino y debido a los tiempos por la clase heterosexual; el fútbol femenil tardó prácticamente a finales de la centuria pasada en tener cierta relevancia y apenas han destacado algunas ligas profesionales en Inglaterra, Francia, España, México, Estados Unidos y Alemania; si las mujeres tardaron prácticamente un siglo en ser reconocidas dentro del deporte más popular del mundo ¿Qué le garantiza a los homosexuales tener la misma fama que los astros de los equipos más importantes?


Al igual que muchos escenarios del entretenimiento ya sea por parte de los medios o del deporte, estos han sido opacados por la heteronormatividad por diversas cuestiones, la más primordial el negocio que representan, los conceptos publicitarios han sido puestos a favor de los hombres y como un ejemplo para los niños, surge aquí la pregunta ¿Un futbolista profesional que se declare homosexual es negocio para las marcas y sus clubes? En estos momentos no, porque no existe un grupo consumidor a conveniencia, no se ha sabido como llegar al mercado gay y muchos menos se ha querido alcanzar ya sea por parte de los clubes, de las selecciones, de los patrocinadores e incluso de la misma FIFA, quienes se jactan de ser promotores de la antidiscriminación pero no aprueban normas para la profesionalización y apoyo de los futbolistas homosexuales y prefiere seguir con sus negocios con países donde incluso es ilegal ser gay.


Entonces ¿Qué opciones hay para los jóvenes homosexuales que quieren practicar el fútbol profesional? Para muchos la opción es estar permanentemente en el clóset, oculto el ojo público como suele suceder no solamente en el ámbito del fútbol, sino en otras disciplinas, sobretodo los deportes más populares, para muestra una entrevista que le hicieron a Michael Sam, ex defensivo de la NFL y primer jugador declarado públicamente homosexual en la máxima categoría del fútbol americano a quien le entrevistaron para preguntarle si conocía jugadores en su misma situación, a lo que él no solo lo confirmó, había dicho que varios jugadores a través de chats le pedían ayuda o desahogo a su problemática, pues de saberse su situación perderían patrocinios, contratos e incluso la titularidad, además de la excesiva presión de los medios, sobretodo en Estados Unidos, un país donde los deportes son parte del estilo de vida de la sociedad, en donde se encuentran todas las clases sociales; lo mismo con el fútbol pero con una escala global y social que va mucho más allá de los deportes norteamericanos; por lo que en caso de concretarse una salida del clóset de algún jugador sobretodo en un país futbolero sería por demás una presión desmedida, cosa que sí ha pasado.


Tenemos entonces dos ejemplos claros ambos extremas diferencias, uno el de Justin Fashanu, futbolista inglés destacado en sus inicios e incluso siendo una de las transferencias más caras de la época al pasar al Nottingham Forest, equipo leyenda de finales delos 70 y principios de los 80, su salida del clóset en 1990 le costó su carrera y se suicidó en 1998 a la edad de 37 años; esto por supuesto levanta aún más el temor de los jugadores en esta condición que pueden no solo terminar con sus contratos sino con una opción de ser convocado a su selección y ser considerado de manera positiva en la historia del fútbol; ahora tenemos el otro lado de la moneda, el caso de Robbie Rogers, jugador estadounidense del LA Galaxy que declaró su homosexualidad en 2013 y fue tanta la presión del medio que se retiró de las canchas, sin embargo volvió para ganar la Copa MLS en 2014 y ser uno de los referentes no solamente actuales sino históricos del fútbol norteamericano además de dedicarse al activismo; historias distintas y ambas en sitios avanzados en su estilo de vida, sin embargo la pregunta surge si sucedería lo mismo en países menos desarrollados pero que tengan cierta apertura como los latinoamericanos o de Europa Occidental.


Determinar cuál sería la reacción en cada uno de los países es difícil de visualizar, de lo que estamos completamente seguros es que se volvería todo un escándalo y que habría una repercusión mundial, ya que hablamos de sitios netamente futboleros; pero lo que no se puede garantizar es que tanto apoyo tendrá de su club y si este es uno de los grandes de su liga y que tan tolerante sean los aficionados de dicho equipo, además habría que saber que tan indispensable es para su selección nacional, no solo en el sentido deportivo sino comercial, su impacto en la sociedad basándonos en sus origenes y su carisma mediante su talento; es decir, las opciones estarían a favor de un jugador de elite, pero ¿Qué pasaría con jugadores de equipos menos relevantes o incluso en las divisiones inferiores o reservas juveniles? Prácticamente el rechazo de la comunidad futbolera o una visión escandalosa de los medios, apartando a este jugador de una posible trascendencia y su desarrollo deportivo y personal.


Sin opciones en el fútbol profesional muchos han optado por crear equipos en el sector amateur con el fin de crear conciencia de que sí hay homosexuales que quieren practicar este deporte y luchar contra la homofobia ¿Es la respuesta para concientizar? La respuesta nuevamente es no, si bien puede crear conciencia dentro de un sector, este no llegará a ser tan relevante pues en ningún momento se retan a los poderosos del fútbol ya sean los clubes o las federaciones, ninguna marca relacionada al deporte apostará por ellos porque no tienen el peso mediático suficiente para ser redituable y muchos menos la FIFA los reconoce por su causa, por lo que la responsabilidad de una verdadera lucha contra la homofobia debe venir de manera conjunta tanto jugadores como autoridades futbolísticas; cosa que apenas está dando sus primeros pasos, pues algunos clubes como Arsenal, Liverpool, Manchester United, Celtic, Portland Timbers y el ya reconocido St. Pauli han hecho campañas serias junto a la Premier League de circuitos más inclusivos dentro y fuera de las canchas, sin embargo las campañas son recientes y habría que analizar su impacto en unos cuantos años y si habrá otras instituciones que adoptarán este formato.


Hay quienes dicen que hay que recriminar al fútbol por ser supuestamente uno de los culpables de la abundante homofobia, ya sea por el enorme rechazo y el atraso social que ha tenido manteniendo disque una idea romántica de que es el juego del hombre, pero ojo, nunca especificaron que era el del hombre heterosexual.

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