Netflix ¿La nueva fábrica de sueños?


Este mes de agosto se estrenó La Casa de las Flores en Netflix, una producción mexicana que incluye el regreso estelar de Verónica Castro esta vez con un nuevo reto, cautivar al público 'Millennial' así como hace unos meses lo logró el cantante Luis Miguel; el trabajo de Manolo Caro ha tenido gran aceptación que ya tiene 8.2 de 10 en el metasitio IMDb, pero como cualquier historia ficticia que se hace en México es criticada y "rebajada" a telenovela y no es considerada serie a pesar de que sigue el formato televisivo, es decir, con temporadas y nombres para los capítulos pero aún así la temática y la trama lo comparan incluso con lo hecho anteriormente en Televisa.

Iremos por partes, recordemos que las producciones para streaming en México no llevan ni 5 años haciéndose y las telenovelas se han producido prácticamente desde que la televisión llegó a este país en los años 50, diversos programas de esta categoría han pasado por las distintas instalaciones de Televisa y unos años después por TV Azteca; y aquí es donde empieza esta situación con La Casa de las Flores, podemos culpar a las telenovelas de haber educado y creado falsas expectativas en diversos tópicos que no tienen que ver del todo con las cuestiones amorosas; sin embargo eso no quiere decir que no haya habido calidad en algunos melodramas donde han sido reconocidas a nivel mundial, Estados Unidos en algún momento intentó emular el modelo telenovelesco pero nunca funcionó, y es que eso fue lo que llevó a Verónica Castro al estrellato y por el cual es reconocida no solo a nivel Latinoamérica sino mundial; es obvio que las televisoras principales del país han y siguen apostando por las telenovelas.

Sin embargo el éxito de las telenovelas poco a poco se ha ido terminando por varias razones, quizás la más principal es que la formula se ha desgastado, las historias de han vuelto repetitivas y los refritos ya ni siquiera cumplen por la calidad actoral de las nuevas generaciones (sobretodo en Televisa); mientras los actores de hace más de 20 años estaban no solamente en la televisión sino cantando, actuando en teatro o películas, conduciendo programas o comerciales en diversos medios e incluso produciendo, es decir, tenían más cualidades, mientras que actualmente es raro que pasen del cine; es decir, carecen de más cualidades, aunado a las pésimas decisiones de sus más altos mandos en refrescar su contenido, no ser tan dependientes de las telenovelas y manejarse en otro tipo de programas que no tengan que ver del todo con situaciones dramáticas (La Rosa de Guadalupe, Como Dice el Cicho o en su momento Mujer, Casos de la Vidad Real); es por eso que Televisa está pagando las consecuencias al grado de estar en la mayor crisis de su historia; mientras TV Azteca ha tenido que refrescar su contenido con otro tipo de variedades e importanto programas.

Pero ¿Hubo autocrítica sobre los altos mandos de Televisa? Por supuesto que no, en lugar de mejorar su calidad para obtener mejores tratos comerciales deciden seguir apostando por la desgastada formula de las telenovelas y quitando las famosas exclusivas de varios de sus artistas estelares, una de las afectadas por esta segunda medida es precisamente Verónica Castro quien se quedó prácticamente sin estelares y sin destacar en todo lo que va de la década, a sabiendas de que necesitaba un cambio en su carrera es cuando acepta trabajar con Manolo Caro en un proyecto que en su primer trailer parecía ambicioso pero que el público temiera fuera otro melodrama estilo Televisa o un fracaso como muchas comedias románticas del cine mexicano.

Nos enfocamos ahora en la serie, la cual como se mencionó ha sido bien recibida por el publico y cierto sector de la crítica, la historia toma tintes de comedia y drama, los personajes sufren consecuencias y algunos han creado enorme simpatía con el público como es el caso de Paulina de la Mora interpretado por Cecilia Suárez quienes inmediatamente ubican por su singular acento; otro detalle es que la producción toca temas que ninguna telenovela de las más importantes como la homosexualidad, las parejas interraciales, el travestismo, la transexualidad, las enfermedades mentales y las drogas pero sin dejar los clásicos recursos, la familia rica que trata de mantener una imagen, los esposos que tienen una doble vida y las situaciones en la cárcel, uno podría decir que es una formula de éxito y que funciona con el mercado millennial al ser "open-mind", sin embargo no lo es del todo; si bien es un acierto haber incluído temas que la televisión abierta probablemente no tocaría nunca en su vida, pero la inclusión homosexualidad y el travestismo se ve un tanto forzosa, pretenciosa por parte de Manolo Caro y usado como un elemento para arrastrar a un mercado a pesar de que forma parte importante de la trama.

Entonces ¿Si es una serie o es una telenovela? Si nos vamos por el formato estricto de Netflix sí hay que considerarla serie pues su programación está basada en temporadas, cosa que las telenovelas no tienen pues estas son filmadas antes y durante su emisión, sin que haya secuelas además de que se prestan mucho al refrito; sin embargo la historia tiende más a lo sentimental que al pensamiento, por lo tanto debería considerarse una novela ¿Eso es algo malo? ¿Quiere decir que en México no hemos aprendido a hacer series? ¿No estamos a la altura de otras producciones como las americanas? Antes de alarmarnos y pensar que las telenovelas han sido lo peor que le ha pasado al país hay que tomar en cuenta de que esto no significa que el formato sea de mal gusto, como se mencionó ha habido producciones melodramáticas bastante buenas que hasta han sido reconocidas a nivel mundial, algunas incluso tocando temas como la homosexualidad y el travestismo aunque en una medida menor y que no trascendió por la estricta moral del televidente promedio en México; incluso se podría apostar que si telenovelas como la misma Rosa Salvaje, Cuna de Lobos o La Usurpadora tuvieran el formato Netflix en la actualidad muchos usuarios de streaming estarían alabando este trabajo cual si fuera serie.

Eso no quiere decir que telenovela sea igual a basura y que serie signifique calidad, muchos mexicanos crecimos viendo este tipo de programas en la televisión abierta y hoy forman parte de la cultura pop , al mismo tiempo que en Estados Unidos han tenido que cancelar varias series donde su contenido ha sido pésimo o simplemente por bajo rating y eso mismo hacen los servicios de streaming actualmente; es difícil reconocer que las series actuales llegan a tener sus momentos negativos debido a su enorme impacto entre su mercado que siente una superioridad moral y económica mientras que es fácil decir que las telenovelas son pésimas debido a la decadencia de Televisa y al cliché que conforman la gran mayoría de sus historias; La Casa de las Flores en este caso cumple con causar revuelo, Netflix amplia sus ganancias y gusto en el público latinoamericano y las telenovelas siguen siendo eternas.

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