Cómo es que me decepcionó el activismo LGBT.
Está claro que a través de los años, de la historia de la humanidad quienes se quedan en silencio no podrán hacer válidos sus derechos e incluso obligaciones que como seres humanos les corresponden, durante los últimos 50 años las personas que se encuentran dentro del denominado grupo LGBT han luchado por esta validez dentro de una sociedad que los ha negado por las cuestiones político-religiosas, para esto ha habido diferentes formas de reclamar lo que por humanidad les pertenece, marchas, fiestas, política, música, una cultura social y por supuesto no puede faltar el activismo; este que ha sido quizás el máximo partícipe de que en algunos lugares del mundo haya habido avances en materia de legislaciones pro-LGBT además de ayudar a muchos jóvenes en su largo y tedioso camino de la aceptación de su orientación y por supuesto la organización de eventos masivos temáticos; esto supondría ser una buena causa, lo es y funciona, pero cuando vives en un estado netamente conservador tus expectativas sobre el activismo se vuelven decepción, en mi caso, a los 27 años que actualmente tengo, resultó ser una experiencia que no volvería a repetir por diversas causas.
Crecer en un estado tan "machista" como Sonora y a la vez en un país netamente conservador y religioso como México, además de vivir parte de mi adolescencia sin una figura o representación que me dijera que lo mío no era una aberración además de estar rodeado únicamente de un ambiente completamente heterosexual tanto escolar como social me hizo muchas veces pensar que había que hacer un cambio; por razones de la casualidad y por ser sociable me encontré con varios grupos de personas de las cuales omitiré sus nombres por respeto, pero sí diré que tres grupos diferentes de personas me invitaron a formar parte de una especie de activismo con la idea de hacer el dichoso cambio en nuestro estado; eso en mi mentalidad idealista en tiempos universitarios me ilusionó.
En todos querían identidad, imagen, alzar la voz, ayudar y concientizar, sentía que podíamos tener protagonismo en este aspecto y sin embargo ningún grupo funcionó; curioso pero no se trató por algún incidente homofóbico, se trató siempre de un asunto interno, el principal problema del activismo de esta categoría siempre era que todos (o la mayoría tenían que estar de acuerdo), las agendas de cada uno eran difíciles de coincidir y era tanta la dependencia de los interesados en las supuestas asociaciones que difícilmente se podían cumplir las supuestas tareas y propósitos que queríamos realizar, si uno o dos faltaba a las supuestas juntas (que por lo regular eran en cafés o en casa de alguien) no se hacía nada, quedaba pendiente, se les informaba a unos vía redes sociales o celular, pero el interés ahora era más indiferente.
Algunos ciertamente tenían prioridades como la escuela, el trabajo, la familia y hasta la salud, y no se les debía culpar por eso, pues quizás el activimos no era lo suyo por cuestiones de tiempo, dinero y esfuerzo, pero también había otros que querían el cambio pero al mismo tiempo no se movían del todo, digamos que eran de esos "revolucionarios de escritorio" y luego teníamos a los que sí asistían, tenían ideas que me convencían, algunas era recaudar fondos para tener aunque fuera una pequeña oficina, ayuda psicológica para jóvenes que habían sufrido actos de homofobia, asesoría legal para alguna legislación en el estado y quizás el proyecto más ambicioso, una marcha de orgullo.
Uno de los principales problemas que tuve también fue haber creído en proyectos excesivamente ambiciosos bajo la idea de que con poco haríamos mucho, el golpe de realidad lo sentí cuando en una de las supuestas asociaciones decidieron hacer una marcha, como si se tratara de San Francisco, Nueva York, Londres, Madrid o la mismísima Ciudad de México pero llevado a un pequeño rincón de provincia que no llegaba en aquel entonces ni al medio millón de habitantes; por razones familiares no me encontraba en la ciudad pero extrañamente las televisoras locales les dieron un reportaje, no eran ni 10 personas las que andaban por las principales calles de Cd. Obregón, quienes asistieron me habían dicho que por supuesto les gritaron insultos, el calor del verano era insoportable, pero eso sí, sentían que estaban haciendo el cambio, pensaban que esto se repetiría cada año y que cada vez tendría más convocatoria, no lo fue así.
Años después presenciaría mi primer marcha de este tipo pero esta vez en Hermosillo, la cosa fue más organizada, había más gente, hubo shows de talento y travestis pero sentía que algo seguía faltando, honestamente no me convenció, seguía pensando que seguían tratando de alguna manera "copiarse" ideas de las principales ciudades, sentía que faltaba identidad, de que esta marcha fuera genuinamente sonorense; al mismo tiempo y de manera irónica sentí un ambiente frío aún que era pleno verano, nadie se me acercaba, me hacía sentir cómodo o pedía mi opinión, curiosamente ese mismo día había sido el trágico partido de México vs. Chile de la Copa América 2016 y antes de la marcha me encontraba en un bar cercano, la gente heterosexual que veía el partido se me acercó más y yo a su vez a ellos, nos decepcionamos, gritamos, maldecimos y hasta guardamos silencio en el momento del himno nacional, hubo más unión en un bar por un partido de fútbol que en una marcha que se enfrascaba en un solo ideal la preferencia.
Los que estábamos en las supuestas asociaciones en su mayoría solo coincidíamos en la preferencia de índole homosexual/bisexual, fuera de ahí me fue complicado coincidir con sus ideales, no digo que nos hayamos llevado mal, al contrario, tuve la oportunidad de socializar, conocer nuevas personas, ver diferentes puntos de vista y por supuesto entender que quizás lo mío no era el activismo, una de mis principales trabas personales es que era el único (de todos los hombres) que tenía una vida denominada "heterosexual" basado en deportes, música alternativa e incluso historia y política alejado de los clichés homosexuales que se conforman en la música pop, la moda y el medio del espectáculo y el entretenimiento por medios masivos; no lo decía yo, lo decían ellos, y creían que en base a eso podrían crear propaganda ¿Aprovechados? Para nada, me dejé llevar porque creí que tendría mis cinco minutos de fama de alguna manera quería ser el protagonista del dichoso cambio, pero ¿A fuerza tenía que ser con el activismo?
"Es que si no marchas no haces valer tus derechos", "Si no pones tu foto de perfil con la bandera arco iris no te reconocerán", "Si no usas determinado hashtag no te van a ver", "Si no te unes a nosotros eres parte del conformismo", "Si apoyas dicho partido político/religión las cosas seguirán igual"; he escuchado como diversas frases te invaden conforme conocí a distintos activistas, había detalles en los que no estoy o estaba de acuerdo, y pensaba que era yo el del problema, la realidad es que ni ellos ni yo, cada quién debía ser libre de hacer su propia manera de hacerse respetar en esta sociedad pero siempre ubicados en la realidad, y esa nos indicaba que no se podía hacer una marcha en Cd. Obregón si no hay convocatoria, puedes ayudar a otros jóvenes con sus problemas personales pero necesitas el personal y el lugar capacitados para el mismo, para obtener fondos tienes que hacer actividades que incluyan a la gente, que vean ellos que te estás moviendo por una causa constante, pero al mismo tiempo si quieres vencer al enemigo... únete a él.
Conforme han pasado los años me di cuenta de que el activismo no me iba a llenar de la forma que esperaba, porque sin darme cuenta ya lo tenía, había hecho más por mis derechos con mis actividades y pequeños logros personales que metiéndome en una asociación que perdía los pies sobre la tierra o en marchas donde no me sentía identificado del todo, lugar a donde he ido no he necesitado mi preferencia sexual como tarjeta de presentación porque a veces ese aspecto lo tienes que dejar en segundo o tercer plano, de lo contrario tus prioridades se ven opacadas y un sentimiento de no poder hacer las cosas porque piensas o sientes que te rechazarán te invade cuando muchas veces no es verdad, conseguir un título universitario, haber jugado en el equipo de fútbol de mi universidad, trabajar para el periódico más importante del estado, tener amigos y familiares que acepten, respetan e incluso deseen lo mejor para ti a pesar de tu preferencia sexual e incluso este humilde blog es ya tener varios logros que muchos otros no han obtenido por diversas razones personales, profesionales, escolares, sociales e incluso espirituales, pertenezcan o no al activismo.
Por supuesto no quiero decir que sea mejor persona que un activista, porque esto funciona, sin una parte de ellos los logros a nivel mundial no serían posibles en nuestro tiempo, pero no es para mí, y desgraciadamente lo aprendí a través de la decepción, ya fuera por lo prácticamente nada conseguido, por la frialdad en la que me encontré o por algunas personas de las que diferí o no me convenían como amistad; no dudaría ir a una marcha en alguna ciudad importante de México o el mundo, tampoco a un bar o incluso unirme a un viaje del tipo porque ya nos encontramos en otro tipo de situación diferente a la que vivimos en Sonora, pienso que hay que romper estigmas y estereotipos primero en nuestra comunidad, pero eso dependerá de que cada quién encuentre sus propias respuestas, porque al final de cuentas de eso se trata la diversidad.
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