Cualquiera puede hacer logos.
Una de las preguntas más recurrentes que le hacen a los diseñadores gráficos es "¿Me puedes hacer un logo?"; existen diferentes variantes, desde los trabajos escolares hasta los negocios (por lo regular pequeños o medianos), hoy en día gracias a los recursos gráficos y a la tecnología actual manipular y explotar un isotipo, logotipo, imagotipo o isologo es bastante común, el saber como manejar programas de edición está al alcance de cualquier que tenga una computadora (incluso una tablet o smartphone), hoy en día cualquier persona puede aspirar a tener o hacer un logo pero ¿Qué tan rentable es su funcionalidad? ¿Qué tan reconocida e identificable es la marca? ¿Su elaboración y proceso creativo valió la pena?
Estamos en una época en la que el diseño gráfico ha pasado de ser un proceso creativo manual digital a solo ser digital, al menos en el aspecto de los logotipos, y es que antes los negocios o personas no requerían de identidad coporativa, era la época en que los rótulos y volantes se encontraban en su máximo apogeo, usar solamente letras y pocas imágenes y encargar todo a una imprenta o rotulista bastaba, tenía su proceso con resultados bastante tradicionalistas y más elaborados aunque no siempre estéticos; sin embargo la tecnología actual permite una publicidad y colocación más detallada, rápida pero con estética subjetiva.
Hoy en día hay demasiados logos como para memorizar cada uno de ellos, sin embargo ¿Cuántos de ellos en cada ciudad, región, estado o incluso país son en verdad reconocidos? Las respuestas se enfocan más en las grandes corporaciones pero no tanto por su posición en el mercado, sino por el manejo, usabilidad y polémica, además de tener proyectos enfocados a su imagen e identidad mientras que los más pequeños (personas o empresas) se conforman o solo basan esta imagen para sus redes sociales y escasos materiales, un logotipo que está hecho por cualquier persona que sepa manejar ya sea la suite de Adobe, Corel Draw o incluso Office, porque el fin justifica los medios (aunque no los formatos para futuras aplicaciones); además de que en plena época digital, lo manual, la planeación y hasta el bocetaje pasan a segundo plano, en especial cuando incluso hay plantillas y fuentes predeterminadas.
El logotipo y la identidad es para darle funcionalidad a una marca, producto o servicio, no está del todo basado en que "se vea bonito"; pero esto no lo saben los clientes pequeños, prefieren alejarse de la polémica que de lo estético, a fuerzas quieren dar a entender a que se dedican o en qué se basa su negocio, producto, servicio o profesión, lo cual puede ser posible, pero gran parte de los clientes no conocen de límites y el diseñador no conoce de justificaciones y ese es otro detalle ¿Quién es el autor? Los diseñadores gráficos actuales se encuentran ante la competencia de aquellos que ya saben manejar programas aún sin licenciatura (o incluso un diplomado) ¿Esto les repercute negativamente? No del todo, si bien, la carrera tiene pésima fama gracias a los menospreciados sueldos y a la negativa de pagar por proyectos de calidad hacer un simple logotipo para algo pequeño no le resulta una enorme diferencia ni en el pago y mucho menos para su portafolio, ni siquiera para los freelancers.
El peso del logotipo no recae en su elaboración, método o para el tipo de mercado al que se dirije, sino en su funcionabilidad, reconocimiento de la marca y aplicaciones a la identidad más no de la imagen sino del cliente en cuestión, el comparativo entre los grandes y los pequeños es enorme en cuanto a este tema, mientras empresas como Microsoft, Apple, Coca Cola, Netflix, Cemex, Volkswagen, por mencionar algunos ejemplos apuestan por la sencillez y retoques adaptados a la época "el negocio de la esquina" prefiere tener miles de elementos relacionados dentro de un solo logotipo además de tener conceptos publicitarios llenos de información que hasta llega a ser innecesaria y termina sin levantar la curiosidad de los consumidores; aunque tampoco habría que culparlos por esto, quieren mantener sus intereses económicos a costa de la imagen y en estos tiempos acelerados es necesario tener todos los recursos posibles para atraer ventas aunque depender de un logotipo y no de un proyecto de identidad y marketing (digital o social) es lo que en realidad termina pesando.
La frase "el cliente tiene la razón" siempre es recordada tanto a los diseñadores, pero ¿Es necesario que se infravalore el trabajo de una profesión? Depende de quien sepa educar, negociar y tratar a sus socios, por increíble que parezca el diseño es una carrera multifasética y sus conocimientos no deben basarse únicamente en la estética sino de una planeación que ayude al consumo, nos perdimos de aquella gran época en la que los logos resultaban ser todo un trabajo artesanal, geométrico, propio y planificado ya que gracias a la rapidez digital ahora el cliente pierde la razón.
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