Depresión: La enfermedad que creemos que no es una enfermedad.
Las personas con depresión clínica varias veces han escuchado frases como "No estés triste", "Échale ganas", "Solamente atraviesas un mal momento", "Necesitas distraerte", entre muchas otras que resultan hasta trilladas, no habría que culparlos del todo, desgraciadamente no se nos ha educado que las enfermedades mentales suceden por cuestiones bastante similares a otros males genéticos o provocados por el entorno en el que la persona se desarrolla, y es que todavía en pleno siglo XXI existen todavía mitos y tabúes sobre el tratamiento de la depresión.
Quienes se dedican a la psicoterapia o a la psiquiatría también viven los estereotipos sobre su labor, "Tratan solamente a locos" es el más recurrente y la ignorancia nos lleva a pensar en manicomios, pastillas y doctores que solo se dedican a decirte que todo está mal y aquí es donde surge también el típico "Es nada más ir a sentarte a comentarle tus problemas", aprovechados de las circunstancias muchos estafadores deciden conducir a los potenciales pacientes a supuestas curas, la medicina alternativa, la brujería, las religiones y/o cultos modernos o a unirse a los famoso productos milagro; todos sintiéndose como los curadores de una enfermedad en la que es imposible determinar una verdadera cura debido a la complejidad de la mente humana.
Y es que no se trata únicamente de estar "triste" como muchos empiezan a pensar, se trata de la falta de ánimo, fatiga mental, frustración con el entorno, ansiedad, sentimientos de culpa o simple desánimo de realizar sus actividades cotidianas; es aquí cuando vienen nuevamente los clichés "Es que no te valoran en tu trabajo", "No te gusta/estás frustrado con lo que haces", "Haz nuevas actividades", "Deja de quejarte tanto", "Te hace falta pareja", y muchas otras; no se trata tanto de negatividad si nos vamos al lado científico, hay que preguntarnos ¿Qué provoca la depresión? No siempre es el entorno, no es el trabajo o la escuela, no es la relación con otras personas; se trata de en resumen de alteraciones en el sistema nervioso y en el cerebro.
Ignoramos que el cerebro es uno de los órganos más vitales del cuerpo humano y también tiene sus males o defectos internos pero no prestamos atención por considerarlo algo más sentimental que de salud, como un día estamos tristes al otro estamos contentos, pero la mente y el inconsciente son demasiado poderosos (más de lo que podemos imaginar), es capaz de controlarnos en un pensamiento y sentimentalismo constante si lo permitimos ¿Cómo saber que estamos haciendo lo correcto por nuestra mente y el entorno que lo rodea? Volvemos al punto de la psicoterapia.
El pensamiento popular dice que es solamente sentarse a contar sus problemas, pagarle exhorbitantes cantidades de dinero a una persona que supuestamente se título en una rama que ni debería para muchos ser considerada como área de la ciencia médica, lo consideran sobrevalorado, una forma de enriquecerse sin necesidad de aplicar la medicina que muchos creen que siempre tiene que estar llena de artículos para el quirófano, enfermeras, tanques, máquinas de estudios, etc.; y que hay alternativas más económicas que ya he mencionado; podemos estar de acuerdo todos que la depresión no tiene una cura fija sino que es una constante terapia basada en algo más que una conversación en un consultorio, se trata de ver avances, mejoras, estados de ánimo, reacciones a los medicamentos y por supuesto al entorno, algo que para lo que el psicoterapeuta o psiquiatra sí estudió.
Pero subestimos mucho a los especialistas de la mente por sus supuestos elevados precios o escasa disponibilidad en los sistemas de salud pública, es más fácil hacer estereotipos o lo que ha sido sensación en más recientes años, los memes y grupos de personas en internet que favorecen o fingen tener las actitudes depresivas de manera sarcástrica, muchos alegan que hay que reirnos de nosotros mismos (incluso si padecemos depresión) y que no tenemos que tomarse tan en serio el contenido de tipo humorístico en internet, tienen razón, quienes se dejan pisotear por la opinión ajena independientemente de donde provenga está permitiendo que avance la enfermedad, el paciente no tiene que ser siempre la víctima, debe ser quien determine si va a estar conforme con lo que siente o decide cambiar su situación.
Tratar la depresión como cualquier enfermedad no es fácil, tiene uno que estar enfrentarse a la cuestión mental, al entorno social y familiar, a los costos y el sacrificio que implica, diferenciar la falsa motivación, admitir que tiene un mal que le impide progresar en su día a día y que necesita de la ayuda médica y por qué no decirlo del apoyo de quienes realmente sepan la magnitud de la depresión y sus repercusiones sobre el cuerpo, la vida misma incluso, recordemos los múltiples casos de suicidio o de malestares a otros órganos que han sido provocados por la negligencia individual, aunque también por la abundante ignorancia.
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