Hoy más que nunca que viva México.


Tengo 27 años, por obvias razones no me tocó aquel terremoto de 1985; por el sitio donde vivo tampoco me ha tocado un sismo de enorme magnitud, sabía de él por los documentales, recordatorios, simulacros y el testimonio de amigos y familiares que sí les tocó en su memoria; uno podría pensar que jamás nos iría a tocar algo similar, pero sucedió, casualmente el mismo día, a diferente hora, en otros tiempos y con un país que ha buscado la unión en un año tan complicado entre gasolinazos, muros, corrupción y homicidios, no esperamos héroes, nosotros quisimos ser héroes independientemente de nuestra condición o lugar.

Vivo en una zona del país (el estado de Sonora específicamente) donde los fenómenos sísmicos son prácticamente inexistentes y probablemente nunca hubiéramos medido la magnitud durante y después del terremoto; pero nos dejamos llevar por varias razones, porque tenemos familiares o amigos, algunos por algún viaje que hayan hecho a alguna de las entidades y se la pasaron de manera espectacular, otros conmovidos por los videos viralizados en los diversos mediso valorando la vida de otros y de ellos mismos y unos simplemente por el hecho de ser mexicanos.

He visto pasar huracanes, inundaciones, explosiones y otros tipos de situaciones donde por supuesto se ha visto la solidaridad mexicana, pero esta sobrepasó cualquier fenómeno, quizás se deba a que es un fenómeno impredecible, a que son las zonas más habitadas del país, a la cobertura en diversos medios, no lo sé, no quiero averiguar eso, quiero saber solamente quién está del lado de los buenos, y me sorprende que sea una gran mayoría, fuimos capaces de convertir una red social como Twitter que era catalogada mundialmente como llena de odio y quejas; era imposible entrar a cualquier red social y no conmoverse con la mayoría de las acciones, ya fuera a través de un video, un tuit pidiendo rescate o localización de personas, compartiendo los diversos centros de acopio y cuentas de instituciones oficiales para donar o simplemente mandando su buena vibra; y no, no fue un fenómeno centralista o politizado; así tuvieras menos de 100 o 100,000 followers todos fueron leídos o escuchados (me incluyo).

Por supuesto, hubo información falsa o gente mal intencionada en varias partes que hacia de las suyas por las razones que fueran, entiendo también que exista la confusión pero no hay que enfocarse en lo negativo, la solidaridad es la que cuenta y se ha hecho de todo para que esta continue, no solo en las zonas afectadas sino fuera de ellas, eso también sorprende, confieso que la gente del norte a veces siente antipatía por los del sur, pero aquí no hubo etiquetas de chilangos o norteños, vi un país con sentimientos indescriptibles pero positivos.

Un follower de Instagram en Europa me preguntó si estaba bien, aunque yo prácticamente me encuentro del otro lado del país agradecí el gesto y a decirle que sí, que yo no estaba en la zona de peligro, que vivo en otro estado y que sino había puesto algo es que estaba ocupado recabando información y maneras de donar; le comenté que México aunque no lo parezca es un país bastante grande, que gran parte de la población está haciendo un esfuerzo, pensé en ese momento y caí en cuenta que en efecto, literalmente somos un gran país en varios sentidos buenos.

Por supuesto, no niego que otra parte del crédito además del pueblo hay que dársela al Ejército, a la Marina, policías, bomberos, Protección Civil, brigadistas, paramédicos, enfermeras, ingenieros e incluso a los perros rescatistas; reconocer ¿Por qué no decirlo? Al Presidente Enrique Peña Nieto, no con afán de politizar (porque ese no es el tema ahora) ni de favorecerlo, porque actuó con un protocolo bastante envidiable, algo que en 1985 hubiera sido imposible, donde muchos culparon al gobierno de la muerte de varios horas después del sismo, pasar de 10,000 muertes en aquel entonces a 250 actualmente, sí ha habido cambios tanto en Presidencia como ciudadanos, hay que creer que hemos mejorado en muchas cosas de hace 32 años y que estamos aprovechando la tecnología a nuestro favor.

He visto al mismo tiempo como varias personas dejaron cierta "apatía" por así decirlo hacia México como símbolo de unión, los símbolos patrios los consideraban como algo comercial e incluso sobrevalorado, las causas políticas los hacían dudar sobre la legitimidad de quienes estuvieran a favor o en contra de la situaci[on, vi un sentimiento mexicano auténtico, algo que ni la mismísima Selección Mexicana ha logrado en casi 100 años de historia, que ningún partido político ha logrado reunir y que no se compara a los festejos de las fiestas patrias; es curioso que quienes hicieron grande a su país de nuevo no fueron los gringos, sino nosotros.

La pregunta que se hacen muchos es ¿Qué pasará después? ¿Seguirán las muestras de solidaridad en diversas circunstancias? No lo voy a dudar, estoy seguro de que si algo nos pasara en Sonora, alguien va a estar ahí para ayudarnos y va a ser esa misma persona a la cuál le llegaron mis donativos, o alguien que gracias a un retweet nuestro pudo dar con información útil de algún familiar suyo o centro de acopio o simplemente se animarán a donar o colaborar porque quieren y porque pueden, probablemente ellos no me conozcan ni yo a ellos pero algo nos une, y es el sentimiento de ser mexicanos.

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