Las Grietas Cementeras.


Cruz Azul es sin duda uno de los clubes más grandes de México, uno de los más populares y con una gran historia, sin embargo estos últimos puntos han ido abajo en quizás los últimos años, incrementando una crisis que ya no es solo deportiva, sino de aficionados, directiva, historia, patrocinio, etc.; pero sin duda la máxima pregunta es ¿Qué necesita Cruz Azul para romper la malaria de casi 20 años sin un título de liga?

Desde aquel torneo de Invierno '97 han deambulado tantos equipos campeones, uno ya lo superó en títulos de liga (Toluca), otros tres están a punto de alcanzarlo (Pumas, León y Pachuca), su acérrimo rival el América se aleja cada vez más, los equipos del norte juegan cada vez más finales que ellos (y por supuesto las ganan), Chivas a pesar de tener casi la misma malaria sigue teniendo a sus fieles seguidores y hasta el Atlante ha tenido el lujo de ganar no solo un título ¡Eliminarlo de aquella liguilla del Apertura 2007! ¿Cuál es el secreto de que estos equipos tengan el éxito que se le han negado al Azul? Fácil, la falta de un proyecto.

Cruz Azul ha tenido que vivir de la improvisación, hacer todo de última hora antes de que empiece el torneo y carece de una estructura desde principio hasta finales del torneo, que es donde siempre termina cayendo; el equipo se ha tomado muy en serio la irregularidad del torneo mexicano y confía demasiado a la suerte y los pocos momentos de brillo que tiene, cualquier equipo del balompié nacional vive de una constante o una regularidad basada en un proyecto que sí funciona dará frutos y a las pruebas hay que remitirse; ejemplos varios, el Pachuca y el Toluca que se cansaron de ocupar los últimos lugares de la tabla y apostaron por proyectos varios entre jugadores y directiva que hasta la fecha los hacen protagonistas, Chivas que se la juega con juveniles que incluso ha llevado a Europa a pesar de las polémicas decisiones de su directiva, Tigres y Monterrey no dudan en soltar su dinero para hacerse de los mejores refuerzos, América siempre mantiene su nivel de exigencia para seguir siendo el más ganador y así nos podemos ir con la veintena de campeones que han salido desde aquel lejano 1997.

Basta con ver como se prepara cada inicio de torneo en los últimos años, refuerzos extranjeros completamente desconocidos que donde la mayoría lejos de sorprender terminan siendo unos completos petardos, aparte de que estos siempre llegan sin el famoso "pase internacional" y terminan empezando a jugar hasta la fecha 3 o 5, cuando las contrataciones de los demás equipos no solo ya llevan minutos ya están adaptados al multifasético fútbol mexicano; pero no solamente es la falta de adaptación o el llegar como un completo petardo; sino la falta de compromiso, quien llega a la entidad cementera es consciente de las penurias del equipo pero piden "que no se les culpe de los males del pasado"; y aunque hasta cierto punto es cierto es al mismo tiempo su responsabilidad corresponder a todo el equipo, incluyendo a los más lastimados, los aficionados.

La gente de Cruz Azul, acostumbrada en años recientes a las burlas ajenas, las decepciones, la desesperación, la histeria y demás sentimientos relacionados a la tristeza y el enojo, el sector más herido del cual incluso algunos se han deslindado y donde los que permanecen viven bajo un constante amor mal correspondido; del cual han decidido ya no malgastar su tiempo en idas y vueltas al Estadio Azul, en seguir las transmisiones de cada uno de sus juegos o enterarse de las noticias relacionadas por el simple hecho de evitar un coraje de ver fracasar a su equipo una vez más, por pecho frío, por desganado, por falta de amor a la camiseta, incluso por falta de táctica.

Increíble, pero parece que los Cementeros tienen un favoritismo con los entrenadores considerados fríos, esos que a pesar de tener una estrategia cuidadosa y mantener la calma en todo momento carecen de espectáculo, desde aquel ya lejano 1997 solo dos técnicos han roto la constante, el uruguayo Sergio Markarián y Tomás Boy, Cruz Azul necesita más figuras como estos dos técnicos, a pesar de que a Don Marka y el Jefe no cumplieron con el ansiado título y aunque han ganado una CONCAChampions y una Copa MX en el trayecto los jugadores necesitan actitud, disciplina, alguien constantemente les exija y evitar tragedias como las remontadas contra el América, no alguien que esté en la banca serio y sin expresión, aún así la labor no es nada más del técnico independientemente de si es frío o caliente, es un conjunto de buenas decisiones y la realidad del equipo es que todos toman decisiones por su cuenta.

Una directiva sana es sinónimo de que los de abajo y los afiliados tendrán los resultados esperados, eso no pasa con Cruz Azul, Billy Álvarez sigue renuente en seguir al frente no solo del equipo sino de la Cooperativa, una empresa que también ha dejado de innovar y que no está compitiendo contra la poderosa CEMEX® o la internacional Holcim®; el sistema de dueños que maneja el fútbol mexicano no puede darse el lujo de que su empresas o acciones estén en riesgo porque eso también contagia a sus intereses deportivos, lo hemos visto con varios ejemplos, algunos rescatados otros incluso desaparecidos.

Lo del club ya no es solo la falta de títulos, la inasistencia de la afición, no calificar a la liguilla, es ahora el porcentaje, el riesgo de irse al Ascenso MX, de perder gran parte (o lo que queda) de su grandeza, de que uno de los clubes con mayor historia en el fútbol mexicano se convierta en uno más, por eso es importante que alguien de una vez rescate a La Máquina, quienquiera que sea, algunos de los jugadores, rifársela con juveniles, con el entrenador que de verdad acepte el reto, un directivo que quiera responsabilizarse del equipo o incluso los aficionados que sigan apoyando y exigiendo, un grande como Cruz Azul no merece que le tengan lástima.

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