Alimentando la homofobia.


Está claro que hay un grave caso de homofobia en México, ya sea por parte de elementos externos como el machismo, la violencia, la iglesia y por supuesto la nula legislación a favor de los derechos LGBT provocada por la corrupción, la impunidad y el conflicto de intereses personales en los distintos partidos políticos, pero también por cuestiones internas como los complejos físicos y culturales, la intolerancia a temas superficiales y un excesivo desacuerdo en el debate de como se debe llevar el activismo; a todos estos factores habría que agregarle la importancia que se le ha dado a comentarios homofóbicos en diversas redes sociales originados muchas veces por gente que solo buscan la relevancia y engrandecer sus egos a través de una pantalla, la molestia como se ha vuelto muy común en estos espacios se hace notar por parte de la llamada comunidad LGBT donde dicen "Ya basta" pero ¿Es suficiente externar su rechazo en el internet? Lamentablemente no.

La liberación LGBT ha sido quizás uno de los movimiento sociales más complicados de la historia de la humanidad por la complejidad que este tiene (pues es un asunto global y multicultural) y por la tardía o incluso nula reacción de sus integrantes sobretodo en tiempos donde la influencia de los diferentes sistemas religiosos y políticos conservadores rodea prácticamente todos los sectores socioeconómicos, quizás una parte del sector comercial es el único a favor de sus derechos pero únicamente porque esto representa ganancias para ellos y porque es un mercado potencial para ciertas marcas sobretodo en el área del entretenimiento, ropa, tecnología, comunicación, cierto sector en alimentos, etc.; la triste realidad es que varios homosexuales y/o transexuales no tienen poder ni político ni económico para influenciar lo suficiente en la sociedad que les rodea, quizás esto sí pase en países avanzados como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Holanda, Islandia, Dinamarca, Francias, etc.; pero estamos hablando de México, un país que mantiene su pensamiento basado en la ideología de la iglesia católica, gobernado por personas que en su mayoría son bastante conservadores y donde la violencia ha generado una cultura extrema de odio a ciertos grupos siendo este el LGBT uno de los más vulnerables debido a su falta de influencia.

Esta falta de protagonismo podría deberse a la comodidad que ha surgido en el internet, el famoso activismo de escritorio, son pocas las personas que han decidido optar por el verdadero cambio en el mundo exterior independientemente de su profesión, pero enfoquémonos más en aquellos que creen que por una firma en change.org lograrán cambiar al mundo; mucha gente comparte y externa sus opiniones sobre los diversos casos de homofobia, por supuesto, están en todo su derecho, compartir la información es un deber, el problema es que muchas de las tragedias o crimenes de odio se han vuelto un asunto pasajero para varios y no pasan de un "share" en Facebook o un "retweet" en Twitter aún así estos se sienten con la superioridad moral de estar "logrando el cambio"; esto desgraciadamente muestra una debilidad de aquellos que se dicen "defienden" la diversidad sexual y esto es material para los homofóbicos que irónicamente también no pasan de los espacios del internet al mundo real.

Al no haber un empoderamiento de parte de la gran mayoría de los LGBT y ante muestras de debilidad como las ya mencionadas, los homófobos aprovechan para insultarlos, darles muestras de odio o simplemente faltarles al respeto, ya sea a través de comentarios, tuits, posts o mensajes los amenazan y la cultura de la homofobia se mantiene viva al menos en las redes sociales, por supuesto estamos viviendo en México una situación donde las personas más incultas quieren solucionar todo con violencia en lugar del diálogo, es una situación contagiosa y las consecuencias terminan en estos crímenes de odio aunque suene exagerado.

A la vez nos hemos vuelto una cultura de cambiar al mundo a través del internet y eso también es parte del problema por más buenas que sean las supuestas intenciones, perder el tiempo con personas que sueltan comentarios homofóbicos en redes sociales alimentándolos con una respuesta que muchas veces es tomada demasiado en serio y por más que los reporten, por más que les suspendan sus perfiles y por más que sean mostrados en grupos, foros o noticias siempre habrá otro detrás que quiera emularlo porque al no haber una acción en el mundo real la persona intolerante detrás de la pantalla se va a seguir riendo, la pregunta sería ¿Por qué les seguimos prestando atención?

Mientras en la década de los 70, 80, 90 e incluso a principios del 2000 muchas personas del sector LGBT salieron a las diversas marchas cuando eran temas de protesta porque se cansaron de los insultos y ellos lo tuvieron que vivir en persona, se confrontaron a una homofobia muchísimo más represora que la actual, a una enfermedad como el VIH que los estigmatizó, a los estereotipos que impidieron que tuvieran las labores que algunos tienen hoy en día y hoy en día vemos las recompensas como que los desfiles se hayan convertido en fiestas, la legislación es accesible en ya varias partes y los gigantes del entretenimiento actual tienen que ver con las famosas siglas de la diversidad o por lo menos están involucrados; este ya mencionado movimiento social vuelve a tener una traba y es el activismo de internet y la homofobia que ha generado por prestarle demasiada atención y generar en algunos sectores la cultura del "contra odio", es decir, si tu me odias yo te odio también.

Las redes sociales se han convertido (y esto ya lo han mencionado varios medios) en una especie de nueva Santa Inquisición o en una cacería de brujas en Salem para quemar (virtualmente hablando) a las personas que hayan sido captadas haciendo algo ofensivo; como muchos de estos tienen cierto número de seguidores o se sienten que tienen la verdad a la mano por tener unos cuantos likes de sus amigos y familiares en un post que publicó sobre algunos tópicos relacionados sienten que tienen todo el derecho de ser juez y verdugo a la vez de quienes se oponen a sus ideas en lugar de enfrentarse al mundo real vale más la zona de comfort de su círculo interactivo dejando entonces que los homofóbicos actúen y que la violencia siga su curso.

Los movimientos sociales que ha habido a lo largo de la historia y que han tenido como meta las libertades mediante una ideología enfocada en ciertos valores humanos han tenido que pasar por varios sacrificios, incluyendo pérdidas humanas, ejemplos tenemos varios, la Revolución Francesa, Rusa y Mexicana, las dos Guerras Mundiales, los movimientos independentistas en América y África, la Primavera Árabe, la Guerra Civil Española y Estadounidense y hasta la caída del Muro de Berlín han sido momentos en que la mayoría del pueblo o cierto sector de la gente actuó para generar un cambio que de verdad concientice y eso solo se logra en el mundo real, no en los hashtags, videos, fake news y clickbaits desde la comodidad de un smartphone o computadora; las opiniones tienen que ser para abrir el diálogo, no para alimentar a los detractores.

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